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La leggenda della creazione del Mont Saint Michel e altre curiosità ‘micaeliche’.  Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

‘Mons Sancti Michaeli in periculo mari’, éste era el nombre originario del santuario, es decir Monte San Miguel en el peligro de la mar, o ‘Mont Saint Michel au péril de la mer’, erigido en honor del más famoso de los arcángeles. De hecho, como es bien sabido, el santuario surge en un islote de la costa septentrional de Francia, al que el agua rodea cuando hay alta marea. El santuario sustituye a un precedente oratorio situado en una gruta en el ‘Mont Tombe’ (‘Tombelaine’, es decir tumba de Belenos), nombre del lugar antes de la construcción del santuario.

El sueño de San Aubert. Barré, 1860. Abadía del Mont Saint Michel

Su construcción está ligada a la figura de Aubert, obispo de Avranches, inicios del siglo VIII, posteriormente San Aubert. Según cuenta la leyenda, Aubert habría echado a un dragón que amenazaba al ganado de los fieles tan solo con el signo de la cruz. Habría ordenado a la bestia de retirarse mar adentro y de no volver a presentarse. Aubert solía ir al ‘Mont Tombe’ a rezar y en una de estas ocasiones vio al arcángel que luchaba contra el dragón. Siempre según la tradición, hacia el 709 el arcángel se le habría aparecido tres veces en sueños a Aubert pidiéndole que construyera un templo en su honor sobre esa isla rocosa donde había derrotado al maligno. El obispo estaba confundido y no sabía si dar crédito al sueño. Pero la tercera vez el arcángel le dijo que pusiera fin a esas dudas y le tocó la cabeza con un dedo que le dejó una huella. Sería un dedo de fuego porque al arzobispo le quedó un buen agujero en el cráneo.

Quien quiera ver el cráneo del obispo Aubert con la huella dejada por el arcángel Miguel puede ir a Avranches, al tesoro de la abadía de Saint Gervais, lugar donde están custodiados los bienes y las obras de arte que estaban en la antigua catedral románica dedicada a San Andrés, y que fue destruida durante la Revolución Francesa.

Relicario con el cráneo de San Aubert. Abadía de Saint Gervais, Avranches

Una vez fundado el santuario, Aubert mandó mensajeros al Monte Gargano en Apulia (Italia), donde surge el más antiguo y más famoso santuario dedicado al arcángel. ‘Monte Sant’Angelo’, para que trajeran una reliquia micaélica.

El ‘Mont Saint Michel’ es uno de esos lugares que desde siempre han sido objeto de adoración, porque emanan una energía particular. Dicha devoción podría remontarse al neolítico. Posteriormente, los Celtas lo incorporaron en su mitología consagrándolo al Dios Taranis, señor del trueno y de las tempestades, que había vencido a un monstruo horrible, medio gigante y medio serpiente que amenazaba a los lugareños. Más adelante fue cristianizado y el dios pagano fue sustituido por el arcángel Miguel. Una vez más, un culto cristiano se superpone a uno pagano.

El monte sobre el que está construido el santuario hasta finales de la Edad Media se llamaba Monte Gargán. Por este motivo se relacionó con el dios Belenos (recordemos el topónimo ‘Tombelaine’, antes citado), dios del Sol de los Celtas, del cual Gargán, Dios silvestre, era hijo. En la tradición francesa Gargán se convirtió en el gigante bueno Gargantúa, que popularizó Rabelais a través de su obra Gargantúa y Pantagruel. En cuanto al Gargano italiano, no parece que el nombre tenga algo que ver con Gargán, porque las teorías sobre la etimología de este topónimo, Gargano, son diferentes.

Y entre Mont Saint Michel y ‘Monte Sant’Angelo’ en Italia hay una línea que los une, con un punto intermedio: la ‘Sacra di San Michele’ en el Piamonte. Tres templos micaélicos, alineados en línea recta entre sí y equidistantes: de hecho la ‘Sacra di San Michele’ se encuentra justo en el centro de la ‘Via Michelita’, o ‘Via Angelica’, a unos 1.000 Km tanto de ‘Mont Saint Michel’ como de ‘Monte Sant’Angelo’.

Esta línea la habría trazado el propio arcángel San Miguel. Según la tradición, cuando luchó contra Lucifer, con un golpe de espada golpeó la corteza terrestre marcando así el trazado donde surgirían los tres edificios.

Si continuamos con el trazado de esta línea, vemos que al sureste llega hasta Jerusalén, pasando por el Monasterio de San  Miguel en la isla de Symi en Grecia y el santuario de San Miguel o ‘Stella Maris’ en el Monte Carmelo en Israel, y al noroeste llega a ‘St. Michel’s Mount’ en Cornualles, y a ‘Skellig Michel’ en Irlanda (o Roca de San Miguel).

Todos estos lugares están alineados a lo largo de las ‘Ley-lines’ o líneas energéticas de la tierra, denominadas así por la presencia de un mayor magnetismo, y por este motivo estaban jalonadas por megalitos, túmulos o edificios sagrados. Dispuestos en una misma diagonal, están perfectamente alineados con la puesta de sol en el día del solsticio de verano, es decir que en todos, en ese día, se posa el último rayo de sol.

Pero volvamos al cráneo de San Aubert. El famoso agujero presente en la parte parietal derecha tiene un diámetro que varía de 17 a 21mm. Inicialmente la ciencia creía que se trataba de un cráneo prehistórico con marcas de trepanación.

Pero los análisis patológicos llevados a cabo al principio de los años 2000 revelan que se trataría de una calavera de una persona de unos sesenta años que habría sufrido un quiste epidermoide, y la prueba del Carbono 14 lo fecha entre el 662 y el 771, habiendo sido inhumado en un sarcófago o un ataúd y no directamente en la tierra. Por lo tanto, por la coincidencia de la fecha, podría efectivamente  tratarse del cráneo de San Aubert.

Pero estudios más recientes han puesto en discusión estos resultados porque se han hallado evidencias que harían remontar el cráneo al siglo XIV y la perforación habría sido hecha por un pequeño taladro… Pero ¡todo queda aun por confirmar!