Tag
Aachen, Aix-la-Chapelle, Alianza Santa Sede, antipapa, Apocalipsis, Aquisgrán, Ávaros, Benedicto XIV, Bizancio, Brazo de Carlomagno, Busto de Carlomagno, Cabellos de la Virgen, Capa de San Martín, Capilla Palatina, Carlomagno, Carlos IV, Crónica Novalesa, Culto a Carlomagno, Federico Barbarroja, Federico II, Historia, León III, Longobardos, Otón I, Otón III, Pañales Niño Jesús, Paño de pureza de Cristo, Pascual III, Rávena, Religión, reliquias, S. Congregación Ritos, Sacro Romano Imperio, Sajones, San Martín de Tours, San Vitale, Sarcófago de Carlomagno, Sarcófago de Perséfones, Talismán de Carlomagno, Thietmar de Merseburg, Trono de Carlomagno
Carlo Magno: un santo? Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui Carlomagno era un gran coleccionista de reliquias y ya desde niño le apasionaban. En edad adulta llevaba un collar con colgantes de cristal que contenían fragmentos de la Vera Cruz y su famoso ‘talismán’ constituido por dos zafiros con dentro fragmentos de la Vera Cruz y un mechón de pelo de la Virgen. Actualmente esta joya se custodia en el tesoro de la catedral de Reims.
Pero no se trataba simplemente de devoción. Cuando su reino empezó a expandirse, aumentando así también su poder, utilizó la religión, y en particular las reliquias, como elemento de unificación de su reino bajo un solo credo, aprovechando también su alianza con la Santa Sede que lo llevó primero a conquistar el reino longobardo, proclamándose “Gratia Dei Rex Francorum et Longobardorum” en el 774, y después Emperador del Sacro Romano Imperio en el año 800, siendo coronado por el mismo papa León III. Su política era la de contrarrestar el poder y el prestigio de Bizancio, presentándose como el legítimo sucesor de los emperadores de Occidente. Al culto por las imágenes propugnado por Bizancio, respondía con el culto por las reliquias, que constituían no la imagen del santo sino el santo mismo.