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Il cuscino di Giacobbe                                                                                        Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Escala-de-Jacob-en-Betel

En el capítulo 28 del libro del Génesis, versículos 10-22, leemos que Jacob, hijo de Isaac y del que descienden las doce tribus de Israel, mientras iba hacia Harán llegó a un lugar, llamado Luz, donde decidió pasar la noche. Allí buscó una piedra que utilizó como almohada, se acostó y se durmió. Jacob soñó que muchos ángeles subían y bajaban de una escalera que desde la tierra llevaba al cielo. Soñó también que el Señor le reveló que habría dado la tierra en la que estaba acostado a él y a su descendencia y que ésta se extendería por los cuatro puntos cardinales. Además gozaría de su protección donde quiera que fuera. Jacob se despertó e interpretó que el lugar en el que se hallaba era la casa del Señor y llamó tanto al lugar como a la piedra Beth-el, que significa ‘la casa de Dios’. Clavó en el suelo la piedra que le había servido de almohada, como si fuera una estela, y la ungió.

Aquí tenemos los elementos, comunes también a otras culturas, que identifican a un lugar sagrado: la manifestación divina que lo hace tal y una señal reconocible, casi siempre una piedra, una estela, un omphalos, es decir un marcador de lugar sagrado. Y la piedra se convirtió en la ‘piedra de la alianza’ del pacto entre Dios y Jacob que le garantizaba una larga descendencia y la continuidad de su estirpe.

unción altar

De la palabra Beth-el, que en griego se convirtió en Baily-los y en latón Baetulus, deriva el nombre betilio, es decir la piedra que se identifica con la divinidad o con su morada. La unción de la piedra es una sacralización añadida de la misma. No olvidemos que también en la religión cristiana, para consagrar un nuevo altar éste no solo debe contener una reliquia sino que debe ser ungido.

Pero si alguien quisiera saber dónde ha ido a parar el cojín de Jacob, deberá buscarlo en Escocia, en el castillo de Edimburgo. Varias leyendas nos cuentan cómo llegó esta piedra a Gran Bretaña, y más precisamente a Irlanda.

Stone_of_Destiny,_Hill_of_TaraCuando en 587 a.C. Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió la tierra de Judá y destruyó el templo de Jerusalén, ordenó también el exterminio de los descendientes de la estirpe de David. Pero el profeta Jeremías consiguió salvar a la princesa Tea Tephi, hija de Sedecías, último rey del reino de Judá. Huyeron a Egipto llevándose la piedra de la alianza, y sucesivamente desembarcaron en Irlanda hacia 585 a.C. en una localidad de la costa llamada Tara, una colina sagrada donde coronaban a los reyes de Irlanda y donde depositaron la piedra. La princesa se casó con el rey Eochaid (o Haremon), también descendiente de la casa de Judá, y de esta manera se hizo realidad la promesa de Dios a Jacob sobre la continuidad de la estirpe de David. Este es también el motivo por el cual la monarquía británica sostiene descender de este mismo linaje.

A partir de ese momento todos los soberanos locales fueron coronados sobre esa piedra que desde entonces fue llamada Li Fàil, es decir ‘piedra del destino’ (saxum fatale) o también piedra de la coronación. Se dice que la piedra emitía un fuerte grito cuando reconocía a un reinante legítimo.

Otra leyenda dice que llegó a Irlanda llevada desde Egipto por Gathelus, un legendario príncipe de Atenas, y que a Egipto la habían llevado los descendientes de Jacob huidos de Babilonia. Existen también otras versiones de cómo llegó la piedra de Jacob a Irlanda. Pero, leyendas a parte, es un hecho que durante siglos ha sido un objeto de veneración tanto en Irlanda como en Escocia.

DalriadaMapAlrededor del 500 d.C. el rey Murtag MacErc la dio a su hermano Fergus para la coronación de este último como soberano del reino de Dalriada, un reino localizado parte en Irlanda del Norte y parte en la Escocia Noroccidental. De hecho Fergus MacErc es el primer rey escocés en ser coronado sobre la piedra del destino y está considerado como el fundador de Escocia. En el 846 la piedra fue llevada desde Irlanda a Escocia y fue confiada a los monjes de la abadía de Scone (en Perthshire, de la cual hoy en día no queda nada) y a partir de ese momento la piedra fue conocida como la ‘piedra de Scone’. Sobre esta piedra fueron sucesivamente coronados todos los reyes de Escocia.

En 1296 el rey de Inglaterra Eduardo I conquistó Escocia, convirtiéndola en parte del trono incoronazioneReino Unido. Cogió la piedra y la hizo transportar a Londres donde, en 1304 fue engastada en un trono de roble, ricamente decorado y apoyado sobre cuatro leones dorados, que fue colocado en la Abadía de Westminster. Desde 1308 hasta nuestros días, es decir desde Eduardo II hasta la reina Isabel II, todos los soberanos han sido coronados sobre este trono que fue bautizado como ‘trono de la coronación’ (Coronation chair).

Algunos sostienen que la piedra que fue incorporada en este trono no era la auténtica, que los monjes dieron al rey una piedra falsa y que escondieron la original. La teoría se basa en el hecho de que las fuentes más antiguas la describen de manera diferente a como se ve hoy, porque no coinciden ni en tamaño, ni forma y color. La piedra de Westminster es de arenisca roja, un material común en la zona de Scone y sobre todo en Oban, pero inexistente tanto en Judea como en Irlanda.

pietra di SconeSi esta teoría fuera cierta entonces el hipótesis sobre los orígenes de la piedra seguiría siendo vigente, porque parece claro que la de Westiminster no es la auténtica, por lo que podría todavía existir una piedra de Jacob en algún lado, y no ser sólo una leyenda. Pero en este caso, ¿dónde estaría la verdadera piedra? Algunos sostienen que fue entregada a los caballeros Templarios en custodia y que será sacada a la luz por sus descendientes cuando Escocia sea un país independiente. Pero si la de Westminster fuera la verdadera piedra de Scone, entonces se caerían todas las teorías sobre su origen judaico e irlandés.

En 1950 la piedra fue sustraída de Westminster por cuatro jóvenes nacionalistas escoceses. La piedra se partió en dos durante el transporte y fue reparada por un hábil cantero. Fue hallada cuatro meses más tarde sobre el altar de la abadía de Arbroath, un coronaescocialugar emblemático porque fue donde se firmó la declaración escocesa de independencia en 1320. La piedra fue llevada a Londres y colocada de nuevo en el trono, donde permaneció hasta su definitiva devolución, en 1996, un gesto político finalizado a calmar los ánimos y las reivindicaciones nacionalistas. La ceremonia del traslado tuvo lugar en el día de San Andrés, santo patrono de Escocia, en presencia del príncipe Andrés como representante de la reina. Ahora el trono de la coronación de la abadía de Westminster está vacío, la piedra está expuesta en la Sala de las Insignias del castillo de Edimburgo junto con las joyas de la corona y será llevada a Londres sólo para las ceremonias de coronación.

La piedra de Scone encierra muchos más simbolismos que la conectan con los objetos sagrados de las divinidades irlandesas y los ritos templarios, pero éstas son otras historias.