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Franco e la mano di Santa Teresa                                                                   Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Mano-de-Santa-Teresa e Franco

Entre los muchos santos que no han tenido paz porque sus reliquias están esparcidas por todas partes tenemos a Santa Teresa de Ávila, que murió en Alba de Tormes (Salamanca, España) en 1582.

Después de diez meses (o tres años, según otras fuentes) su cuerpo fue exhumado y mientras que las vestiduras estaban hechas trizas, el cuerpo fue hallado incorrupto. Pero aquí no queremos hablar de las diferentes partes de su cuerpo sino de una en particular: su mano izquierda.

La mandó separar del cuerpo un padre carmelita, Gracián de Dios, quien la llevó a las Carmelitas Descalzas de San José en la ciudad de Ávila y posteriormente a las Carmelitas de San Alberto de Lisboa. En 1914 el gobierno de la República de Portugal promulgó la Ley de Separación Iglesia-Estado que provocó la expulsión de muchas órdenes religiosas. La mano permaneció en Portugal hasta 1920 cuando las carmelitas fueron expulsadas y se diseminaron entre los distintos conventos de España. Posteriormente consiguieron reunirse de nuevo en Ronda (Málaga) en 1924, donde llevaron también la mano.

La reliquia permaneció en el convento de las Carmelitas Descalzas de Ronda no por mucho tiempo. Su estancia en aquél lugar tenía los días contados: la Guerra Civil española (1936-39) hizo que, de manera bastante rocambolesca, la reliquia llegara hasta Francisco Franco.

Reliquiario contenente la mano incorrotta di Santa Teresa d'Avila. Convento de la Merced, Ronda (Malaga, Spagna)

Relicario que contiene la mano incorrupta de Santa Teresa de Ávila. Convento de la Merced, Ronda (Malaga)

En 1937 durante la toma de Málaga por parte del ejército nacional, el general del ejército republicano en retirada José Villalba Rubio había puesto el relicario, con mano incluida, en una maleta que con las prisas olvidó. Alguien del ejército nacional encontró la maleta con su contenido que fue llevado a Valladolid para ser expuesto, junto con otros relicarios y obras de arte del patrimonio religioso recuperados de su posible destrucción por parte de las tropas republicanas. Franco, futuro dictador (del 1939 a 1975) en cuanto vio la mano se adueñó de ella, aunque formalmente pidió la autorización eclesiástica. Las carmelitas inútilmente pidieron la devolución de la mano, pero no hubo manera porque era la mano que tenía que ‘guiar al Caudillo en la conducción de la patria’. Las carmelitas seguían insistiendo porque querían recuperar la mano de su fundadora. Al final recibieron una carta de parte de la secretaria de Franco que ponía fin a las pretensiones de las monjas. Aquí está:

lettera franco

Franco tenía mucha devoción por esta reliquia y se decía que la llevaba consigo en sus desplazamientos, incluso de vacaciones, confiada a un asistente que se hacía cargo de sus cuidados y tutela. Franco mandó hacer un reclinatorio para su dormitorio sobre el cual solía descansar la famosa mano. Por lo tanto nunca la perdía de vista. Se había convertido en su talismán, la mano que lo protegía, al igual que para Hitler la lanza de Longino tenía el poder de hacerle invencible, como he descrito en otro artículo.

camera franco

El fervor de Franco estaba más ligado a una maniobra política que a la fe. De hecho, Franco entendió desde el principio que una alianza con la Iglesia Católica sería su arma más importante para mantenerse en el poder. Era el paladín de la fe, el héroe que había echado a los ateos rojos. Y tenía que demostrar públicamente su fervor religioso, entre otras cosas, asistiendo a misa a diario. El aval de la poderosa Iglesia Católica, claramente no a título gratuito, también le era útil a Franco para reforzar su reconocimiento a nivel internacional. La sublimación de su figura por parte de la prensa del régimen no se hizo esperar, estableciendo paralelismos con los Reyes Católicos o incluso con el Cid Campeador: los primeros expulsaron a los judíos y completaron la reconquista, la larga cruzada de los reinos cristianos contra los reinos musulmanes que reinaban en España, y el segundo luchó contra los musulmanes y sus gestas son conocidas gracias, y sobretodo, al famoso poema épico ‘El cantar del mío Cid’.

accoglienza manoEl relicario, que después de pocos meses de la muerte de Franco fue devuelto a las carmelitas de Ronda, es de tipo antropomorfo, de plata dorada con piedras preciosas y fue realizado en el siglo XVII. Cuando fue devuelto, no sabemos si por voluntad de Franco o de su familia, el relicario llevaba en su ’muñeca’ la insignia militar de la ‘Laureada de San Fernando’, condecoración de oro y brillantes que el mismo Franco llevaba en el ojal de su chaqueta de general. La acogida en Málaga de la reliquia fue triunfal. Una multitud de personas esperó la llegada del cortejo y las monjas finamente pudieron abrazar la reliquia con gran júbilo.

Actualmente es visitada en el convento de Ronda por peregrinos que llegan de todas partes del mundo, sobre todo mujeres estériles que desean quedarse embarazadas, pero esto no es todo: se le atribuyen también varios milagros. La mano se expone todos los días, durante la misa, en un nicho debajo de la imagen de la Virgen, mientras que en el resto del día puede ser venerada en una capilla, cerca de la rueda del convento, donde las monjas venden dulces que preparan ellas misma. Para visitarla basta con pedir la llave a través de la rueda.