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La grotta della Natività. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Es uno de los lugares más sagrados de la cristiandad donde, según la tradición, la Virgen María dio a luz a un niño destinado a fundar una nueva religión. Ha sido tal la trascendencia de este evento que la fecha de nacimiento de este niño ha sido sucesivamente tomada como punto de referencia para la reforma del calendario, de modo que a partir de este acontecimiento, todas las fechas pasan a denominarse ‘antes o después de Cristo’ dando lugar a la ‘era cristiana’, adoptada gradualmente en el curso de los siglos y en la cual nos encontramos.

La gruta de la Natividad se encuentra en Belén (actualmente Cisjordania, Palestina), a pocos kilómetros de Jerusalén. Hacia la mitad del siglo II San Justino, originario de Flavia Neapolis, la actual Nablus (Palestina), se hizo eco de una tradición local que afirmaba que en este lugar había nacido Jesús. Este hecho habría sido también confirmado por el antiquísimo apócrifo llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II) y repetido por Orígenes (siglo III). Basándose en esta tradición el emperador Constantino, alrededor del año 330, mandó construir una basílica sobre la gruta. Como todos los lugares sagrados ligados a Cristo en Tierra Santa, éste está custodiado por diferentes comunidades religiosas o Iglesias, en particular está compartido por la Iglesia Ortodoxa, la Apostólica Armenia y la Católica (Franciscanos), pero también, con una presencia menor, por los ortodoxos sirios y coptos.

– Basílica dela Natividad, Belén. Interior

No queda mucho de la primitiva basílica que fue saqueada y destruida durante la sublevación de los samaritanos en el año 529. Una vez restablecida la paz, la primitiva iglesia paleocristiana fue ampliada por Justiniano. Es la que se mantiene hasta hoy, con pocas diferencias. Es de planta basilical con 5 naves y 44 columnas, con capiteles corintios de mármol blanco. En el pavimento hay algunas trampillas que permiten ver el antiguo mosaico de la primitiva basílica constantiniana. Los restos de mosaicos aún visibles en las paredes son de la época de las cruzadas, del siglo XII. El techo es del siglo XVII, sucesivamente reparado en el siglo XIX. El acceso a la basílica es posible a través de una pequeñísima puerta, llamada ‘Puerta de la Humildad’, que obliga a entran agachado y de uno en uno. La entrada original, de más de 5 metros de alto, fue redimensionada para evitar que se entrara a caballo, como inicialmente hacían califas y emperadores. Desde 2012 la basílica de la Natividad pertenece a la lista de lugares patrimonio mundial de la humanidad de la UNESCO. En 2013 se empezaron las obras de restauración que terminaron en 2020.

– Puerta de la Humildad. Basílica de la Natividad, Belén. Pueden verse claramente las marcas de la primitiva puerta.

Pero la basílica de la Natividad forma parte de un complejo más grande que comprende, además de la misma basílica y la Gruta de la Natividad, la Iglesia de Santa Catalina, adyacente, desde la cual se tiene acceso a otras grutas subterráneas y que son comunicantes, incluida la Gruta de la Natividad: la Gruta de San José, la Gruta de los Inocentes y la Gruta de San Jerónimo. La iglesia de Santa Catalina fue construida en la edad media y comprende el convento de los franciscanos. Es la iglesia parroquial de la comunidad católica de rito latino. Forman parte del complejo también el convento de los griegos-ortodoxos y el monasterio armenio. Las tres comunidades disponen de un acceso directo tanto a la basílica como a las grutas.

– Gruta de la Natividad, Belén. Altar bajo el cual está la estrella que indica el punto exacto del nacimiento de Jesús.

Pero volvamos a la Gruta de la Natividad. Se accede por dos escaleras situadas a ambos lados del altar mayor de la Basílica de la Natividad. La gruta tiene forma de triángulo, de pequeñas dimensiones (12,3 m x 3,5), con las paredes de roca que apenas pueden verse debajo de los pesados tapices o cortinas. Lo primero que llama la atención es una estrella de plata de 14 puntas encrustada en el pavimento, con un altar detrás, que indicaría el lugar exacto donde nació Jesús. Está adornada con una inscripción que dice: “Hic de Virgine Maria Jesus Christus natus est”. La estrella fue colocada en 1717 por voluntad de los católicos, retirada por los griegos ortodoxos en 1847 y pocos años después vuelta a poner. Por encima de la estrella cuelgan quince lámparas pertenecientes a las tres Iglesias que custodian este santo lugar: seis de la Iglesia Griega, cinco de la Armenia y cuatro de la Católica Romana. También las cincuenta y tres lámparas que iluminan la gruta en su conjunto están repartidas entre estas tres Iglesias.

– Gruta de la Natividad, Belén. A la derecha de la imagen, el nicho donde María habría recostado al niño en un pesebre.

A pocos pasos desde el punto del nacimiento, en un nicho, se encuentra el lugar donde se cree que estaba el pesebre, donde María puso al niño nada más nacer, y en frente está un pequeño altar dedicado a los Reyes Magos, con un cuadro que representa una escena de la Epifanía. En realidad es una cavidad en la roca, que hoy está recubierta de mármol y anteriormente lo estaba de plata.

La Gruta de la Natividad se comunica con las otras grutas. Un pequeño túnel lleva a la de San José, ahora convertida en una capilla donde se conservan restos de un arco pre-constantiniano de los siglos I-II. Según la tradición, es en esta gruta donde un ángel habría aparecido a San José para decirle que huyera con la familia porque corrían un gran peligro, lo que les llevó a emprender su huida a Egipto.

– Gruta de San José, bajo la basílica de la Natividad. Belén

En la gruta posterior a la de San José se abre otra estancia subterránea dedicada a los Inocentes que fueron asesinados por orden de Herodes I el Grande y, en una sala adyacente existía un osario común que se remonta a los primeros siglos, como demuestran los huesos encontrados en este lugar. Según algunas tradiciones, aquí habrían sido depositados los cuerpos de los inocentes que no pudieron escapar de la masacre.

La Gruta de San Jerónimo recibe su nombre porque, según la tradición, aquí vivió San Jerónimo gran parte de su vida y fue donde tradujo la Biblia del hebreo y del griego al latín, la famosa ‘Vulgata’, que se convirtió en la oficial en la Iglesia de Occidente. Se encuentra bajo la iglesia de Santa Catalina y se comunica con las precedentes. En realidad San Jerónimo vivió en un monasterio que él mismo fundó, cerca de la basílica, desde el 386 hasta su muerte, en el 420.

– Gruta de San Jerónimo, bajo la basílica de la Natividad. Belén

La Gruta y la Basílica de la Natividad están considerados como uno de los lugares más santos y más emblemáticos del cristianismo y por este motivo son visitadas cada año por millones de peregrinos, a pesar de la difícil situación política de la zona. Las tres comunidades que están al cargo de este lugar compiten entre sí para demostrar su esmero en protegerlo, conservarlo y mantenerlo. Tanto, que a veces exageran y a menudo se han producido disputas, como en un famoso 29 de diciembre de 2009.

El 29 de diciembre es el día dedicado a la limpieza de la basílica. En esa ocasión, religiosos de las tres Iglesias se disponían a limpiar el suelo y las paredes después de haberse puesto de acuerdo sobre el número de personas destinadas para llevar a cabo dicha tarea: seis por cada comunidad. Pero a medida que procedía al trabajo, otros armenios y otros griegos-ortodoxos se iban sumando, queriendo cada grupo ser el más numeroso. Hasta que se podían contar cincuenta armenios y cincuenta griegos-ortodoxos por lo que la ‘reunión’ se convirtió en una verdadera pelea, con la intervención de la policía, rotura de lámparas y otros objetos, algunos heridos y dos religiosos con la pierna rota ingresados en el hospital.

Esto provocó el cierre temporal de la basílica con centenares de peregrinos fuera, muchos de los cuales, no pudiendo volver otro día, vieron esfumarse el sueño de su vida de visitar la Gruta donde nació Jesús.

¡Hay amores que matan!