Dove fu martirizzato San Pietro??                                                                    Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Si vais al ‘Gianicolo’, que para los no romanos diremos que es la colina que está detrás del Vaticano, desde donde se puede gozar de un estupendo panorama de la Ciudad Eterna, antes de llegar arriba de todo, donde está la estatua de uno de los más amados héroes nacionales, Garibaldi, hallaréis la iglesia de San Pedro ‘in Montorio’. Los romanos llamaban ‘Monts Aureus’, de donde ‘Montorio’, monte dorado, la parte Sur del ‘Gianicolo’, por el color amarillo de su arena.

Adyacente a la citada iglesia, dentro del claustro, podemos admirar un templete circular, construido sobre el lugar donde, según una tradición renacentista, fue martirizado San Pedro que fue crucificado cabeza abajo.

El templete es nada menos que de Bramante y está considerado como uno de los ejemplos más significativos de la arquitectura del Renacimiento. Fue comisionado por los Reyes Católicos de España, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, y ocupa una parte de un complejo conventual que ya pertenecía a la corona española. Todavía hoy, algunos edificios adyacentes están ocupados por la Real Academia Española de Bellas Artes. El templete fue proyectado y construido entre 1502 y 1510. En el interior del templo podemos ver el punto exacto donde, según la tradición, fue plantada la cruz de San Pedro.

Y a partir de ese punto, es decir donde fue derramada la sangre de Pedro, Bramante desarrolla la idea de una expansión centrífuga: desde aquél momento y aquél punto el apóstol, vicario de Cristo, dio origen a la Iglesia romana como institución temporal y divina. Y desde entonces Roma, por virtud de Pedro y de su Iglesia, se convierte en el centro del mundo: la nueva Jerusalén, mucho más prestigiosa que la antigua, por ser más universal, en el lugar donde se funden los valores del mundo antiguo, pagano, con los del mundo judeo-cristiano.

El templete está cargado de simbología: siguiendo las tesis de Vitruvio, el uso del orden dórico-tuscánico identifica a San Pedro como una figura ‘heroica’; la cripta podría representar a la Iglesia primitiva de las catacumbas, la capilla a la Iglesia contemporánea y militante y la cúpula representaría a la Iglesia triunfante. Y no hay que olvidar la magia de los números: las columnas del perímetro son 16, el número considerado perfecto por Vitruvio en cuanto 16 = 10 + 6 y ambos son perfectos según los pitagóricos. Además el 16 puede descomponerse en 8+8 y el 8 es un número cargado de simbología que significa el infinito pero también muerte y resurrección.

Verdaderamente no hay nada que decir sobre la perfección y belleza de este templete. Lo único que no encaja es que éste no es el lugar del martirio de San Pedro. Ya está universalmente aceptado que San Pedro fue martirizado en el ‘Ager Vaticanus’, más precisamente en el Circo de Nerón. La primera basílica de San Pedro que mandó construir Constantino, sobre la cual se construyó la actual, ocupaba una parte de este espacio.  El ‘Ager Vaticanus’ en aquellos tiempos estaba ocupado no sólo por el Circo de Calígula (completado por Nerón) sino también por una necrópolis a cielo abierto (ahora debajo de la basílica). En el centro de la espina del Circo que dividía la pista fue colocado un obelisco egipcio que se quedó en este emplazamiento hasta 1586 cuando fue trasladado por el arquitecto Domenico Fontana a la actual plaza de San Pedro.

Sabemos que Pedro fue víctima, junto con otros cristianos, de la persecución de Nerón del año 64, confirmada por Tácito en sus Anales. Nerón, como no conseguía sofocar las voces que lo hacían responsable del incendio de Roma, tomó a los cristianos como chivo expiatorio y fueron ipso facto condenados y martirizados. El martirio tuvo lugar, como decíamos, en el ‘Ager Vaticanus’, y normalmente los condenados eran sepultados cerca del lugar del martirio. En ese lugar existían más tumbas, entre las cuales el famoso ‘Terebinthus Neronis’, una tumba redonda rematada por una torre, y la ‘Meta Romuli’ (cerca de la actual iglesia de Santa Maria ‘in Traspontina’), con forma de pirámide, parecida a la pirámide Cestia.

Según los ‘Hechos de los Beatos Apóstoles Pedro y Pablo’, el apóstol fue sepultado por sus discípulos en una tumba en ese mismo cementerio, probablemente cedida por Marcelo, uno de sus seguidores. El texto indica también que el cuerpo fue depositado ‘debajo del terebinto, cerca del lugar de la naumaquia en Vaticano’. El lugar de la sepultura de San Pedro fue objeto de gran devoción desde el principio y, según la tradición, identificado también por un terebinto, un árbol que correspondería al Pistacia terebinthus, o árbol de la trementina. El terebinto es nombrado en muchos pasajes de las escrituras, donde a menudo algunos árboles son asociados a grandes hombres. Este árbol, por su tamaño y longevidad, se utilizaba como punto de referencia en el camino y como monumento conmemorativo de los muertos, bajo cuya sombra se hacían ofrendas y sacrificios. Por lo tanto para Pedro se perpetuaba esta tradición. Pero también es probable que se refiriesen al ‘Terebinthus Neronis’…

Pero entonces, por qué la tradición cristiana del siglo XIV reconoció el Gianicolo como el lugar del martirio de Pedro? Un pasaje del ‘Acta del Martirio de San Pedro’ (‘Acta Petri’) redactado en el siglo IV, dice textualmente que la crucifixión de San Pedro fue en un lugar ‘Apud palatium neronianum iuxta obeliscum inter duas metas’ (cerca del palacio de Nerón, al lado del obelisco, entre las dos metas). Debe entenderse por palacio (que no existía en esa zona) toda el área. El texto también hace referencia a las dos metas del Circo de Calígula, en los dos extremos de la espina, por lo tanto muy cerca del citado obelisco. Las metas eran pirámides o conos que fijaban los puntos de final de carrera en las espinas de los circos. Por extensión, el nombre también era utilizado para las tumbas que tenían esta forma. Por lo tanto, por una errónea interpretación del texto, se identificaron  como ‘metas’ no a los obeliscos o conos de final de carrera sino a dos ‘tumbas-pirámides’: la ‘Meta Remi’ (es decir, la pirámide Cestia cerca de ‘Porta San Paolo’) y la ‘Meta Romuli’, ya citada. Debían, por tanto, encontrar un lugar intermedio entre las dos ‘metas’. Y existiendo una iglesia llamada San Pietro ‘in Montorio’ (fundada en el siglo IX) y que se hallaba exactamente a mitad de camino entre las dos pirámides (inter duas metas), no hubo dudas.

Esta teoría ha estado muy presente en la iconografía renacentista. Como podemos ver en la ‘Crucifixión de San Pedro’ de Masaccio (imagen inicial de este artículo), donde se ve claramente que el lugar de la crucifixión está entre dos monumentos que parecen pirámides, por lo tanto la ‘Meta Remi’ y la ‘Meta Romuli’. O en la del Políptico Stefaneschi de Giotto: San Pedro está entre una pirámide (‘Meta Remi) y otro monumento que podría ser el ‘Therebintus Neronis’, que en este caso haría las veces de la ‘Meta Romuli’.

En cuanto a las pirámides como monumentos funerarios, en Roma hubo varias desde que Augusto conquistó Egipto. Estaban de moda. En lo referente a la ‘Meta Romuli’, el mármol que la cubría fue utilizado en la primitiva basílica de San Pedro, y sucesivamente, en el Renacimiento (1499), fue derribada por orden del papa Alejandro VII para construir la ‘Via Alessandrina’ y así unir el Vaticano con el Tíber. El ‘Terebinthus Neronis’, en cambio, fue derribado en el siglo VII y los bloques de piedra que lo rodeaban fueron utilizados para las gradas de la basílica.

Pero la pirámide seguía permaneciendo en la memoria de la gente, particularmente porque también había otra, la Cestia, que afortunadamente aun existe, y que es de la época de Augusto como la primera. Por alguna extraña razón empezó a circular la leyenda que las dos tumbas eran las de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo. Rómulo fue asociado a la pirámide del Vaticano y Remo a la de Caio Cestio. Así, al igual que los famosos gemelos fundaron la Roma pagana, Pedro y Pablo son los fundadores de la Roma cristiana y la simbología sigue el mismo paralelismo: el Vaticano y ‘Porta San Paolo’.

Y ahora vamos a mirar un panel que resume toda esta historia. Es uno de los paneles de la puerta de Filarete de la Basílica de San Pedro en Vaticano que describe el martirio de San Pedro, obviamente según la teoría renacentista. En la parte superior vemos a San Pedro mientras lo crucifican, en una zona muy alta, por lo tanto sobre el Gianicolo. A la derecha del panel, el emperador Nerón sentado en su palacio (aquí tenemos el palacio nombrado en le famoso pasaje) que ha ordenado el martirio. Después un grupo de legionarios romanos que ocupan la parte central. En la parte inferior sin embargo tenemos: a la izquierda la ‘Meta Remi’ (es decir la pirámide Cestia), el ‘Terebinthus Neronis’ y la ‘Meta Romuli’. Y como cosa curiosa, podemos observar un árbol con la corteza de escamas, ¡justo como la del terebinto! En la duda que el terebinto fuera un monumento o un árbol, ¡Filarete puso los dos!.