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Meryem Ana, l’ultima dimora della Vergine? Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui
Si la Santa Casa de Loreto1 está considerada como la casa donde María habría recibido la Anunciación por parte del arcángel Gabriel, y por lo tanto podría también ser la casa donde nació y pasó su primera juventud, Meryem Ana, cerca de Éfeso, está considerada por muchos su última morada y probablemente el lugar de su ‘Dormición’ y ‘Asunción’.
Meryem Ana Evi, que significa ‘la Casa de la Virgen María’, se encuentra en la cima de la ‘Colina del Ruiseñor’ (Bülbül Dag), en las laderas del monte Solmiso, a solo unos 6 kilómetros de Éfeso (Turquía).
Según una tradición que se remonta al siglo II, en esta casa vivió María con el apóstol San Juan durante algunos años, a partir del año 44 aproximadamente, donde se refugiaron para huir de las persecuciones contra los cristianos en Palestina por parte de Herodes Agripa I.
Sin embargo, no existen fuentes que confirmen la presencia de María en Éfeso. Pero entonces ¿por qué este lugar está considerado como la última morada de María o cuanto menos donde la Virgen habría transcurrido algunos años? El primer indicio nos llega del evangelio de Juan. Jesús, antes de morir en la cruz, confió su madre al apóstol: “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.” (Jn 19, 26-27)
Hay que tener presente que la zona de predicación de Juan era Asia Menor, que el apóstol dirigió la Iglesia de Éfeso y residió en esa ciudad durante algún tiempo. Volvió al final de su vida, ya muy mayor, con casi cien años, después de haber sido liberado de su exilio en Patmos, una isla no muy distante de Éfeso, donde había sido confinado por Domiciano. En esta ciudad existía también una basílica dedicada a él, mandada construir en el siglo VI por Justiniano sobre una pequeña iglesia que conservaba los restos del apóstol, pero que fue destruida en el siglo XV por las tropas de Tamerlán.
En Éfeso, además, en época constantiniana se construyó la primera basílica de la cristiandad dedicada a María, no muy lejos de Meryem Ana, en la cual se celebró el Concilio Ecuménico de Éfeso, del año 431, en el que se proclamó el dogma de la maternidad divina de María.
Además de esto, los habitantes de la zona tenían una tradición, conservada por los cristianos ortodoxos descendientes de los primeros cristianos de Éfeso y que se ha perpetuado durante muchos siglos, de ir una vez al año a aquel lugar para venerar a María.

Las tiras de papel o tela dejadas por los peregrinos en el ‘muro de los deseos’, en el exterior de Meryem Ana, contienen millares de oraciones súplicas o agradecimientos
Pero de esta casa, hasta finales del siglo XIX, no había ningún rastro hasta que en 1891 el padre lazarista Julien Gouyet descubrió sus cimientos tomando como referencia las visiones de la mística alemana Anna Katharina Emmerick (1774-1824), (transcritas por el poeta Clemens Brentano en el libro ‘Vida de la Santa Virgen María’2), beatificada por Juan Pablo II en 2004. Aunque nunca había estado en el lugar, la mística dio una descripción exacta del lugar donde se hallaba, a partir de la cual Brentano consiguió hacer un dibujo que ayudó a la localización del lugar.
La casa tuvo diferentes restructuraciones durante los siglos, y el aspecto actual es el resultado de las últimas reformas llevadas a cabo en los años 50 del siglo pasado. Pero las ruinas que se encuentran debajo se remontan al siglo I. Era una casa rectangular, de piedra, compuesta por dos estancias y con un hogar en el centro. Actualmente está precedida por un vestíbulo del siglo VII y la parte central de la casa fue usada como capilla en el siglo IV con el añadido en el interior de un pequeño ábside. Se conoce también como Panaya üç Kapoulou Monastiri, es decir “Capilla de las tres puertas de la Toda Santa”.
En las sucesivas excavaciones que se realizaron desde 1898 se descubrieron delante de la casa tres tumbas, dos con un esqueleto completo con la cabeza orientada hacia la capilla. Alrededor también se hallaron huesos y restos de cerámicas helenísticas (todavía en uso en el siglo I), romanas (siglos I-II), lo que probaría la presencia de un núcleo habitado. Además, se considera que podía existir en época bizantina un monasterio al centro del cual estaría Meryem Ana.
Cerca de la casa existe una gruta donde, según la tradición, los apóstoles depusieron el cuerpo de la Virgen y desde allí fue asunta al cielo. Pero esta tesis entra en contradicción con la que sostiene que la Dormición y consiguiente Asunción de la Virgen tuvieron lugar en Jerusalén, al regreso de María de Éfeso. El lugar donde en Jerusalén se encuentra la basílica de la Dormitio Mariae, es decir donde habría sucedido el traspaso, está en el Monte Sion; mientras el lugar donde tradicionalmente se sitúa su sepultura y desde donde fue asunta al ciento está en el Valle del Cedrón, próximo al Huerto de los Olivos. María habría vuelto con Juan desde Éfeso en ocasión del primer Concilio (49 d.C. aprox.).

Iglesia de la Asunción, Jerusalén, lugar subterráneo donde es visible el sepulcro desde el cual la Virgen habría sido asunta al cielo
Después del descubrimiento de la casa papa León XIII (1878-1903) se pronunció positivamente sobre la morada efesina de María, incluyéndola como posible lugar de la dormición. Comenzaron las peregrinaciones, y más recientemente la visitaron Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Actualmente recibe unos dos millones de peregrinos al año, entre los cuales muchísimos musulmanes. Las paredes de la casa están adornados por suras coránicas dedicadas a María, en los que se la honra como ‘la única mujer no tocada por el demonio’.
Pero veamos ahora, a grandes rasgos, qué nos cuenta la Emmerick.
Según esta mística, después de la Ascensión de Jesús, María vivió tres años más en Sion, tres en Betania y nueve en Éfeso, donde fue llevada por Juan, seguida por un pequeño grupo de familias.
La casa era cuadrada, de una sola planta, con tejado plano y hogar en el centro. La parte posterior circular y las ventanas muy levantadas del suelo. Desde la cima del monte detrás de la casa se podía ver el mar. A la derecha y a la izquierda del hogar se tenía acceso a la parte posterior de la casa, donde se encontraban el oratorio y algunas pequeñas habitaciones. En el centro del muro, desde el hogar hasta el tejado, había un hueco parecido a nuestros conductos para el humo: servía, de hecho, para canalizar el humo hacia una apertura superior. Una tortuosa caña de cobre se levantaba sobre la casa. En las pequeñas habitaciones laterales dormían la doncella de María y las mujeres que de vez en cuando venían a visitarla.
Las paredes estaban recubiertas de mimbres trenzados que terminaban en la parte de arriba en forma de bóveda. En el oratorio, en una hornacina en el centro de la pared, había una custodia en la que la Virgen guardaba una cruz larga más o menos como un brazo. Después de tres años de estancia en Éfeso, acompañada de Juan y Pedro, regresó a Jerusalén. En esta ciudad encontró a los apóstoles reunidos en un concilio. Antes de entrar fue a visitar el monte de los Olivos, el Calvario, el Santo Sepulcro y todos los otros santos lugares que hay alrededor de Jerusalén.
En los lugares de la pasión María no dejaba de suspirar y cuando llegó a la puerta del palacio donde había hallado a Jesús bajo la cruz, se desmayó. Fue llevada al cenáculo, donde ocupó las estancias del atrio. María estuvo tan grave que pensaron en prepararle una tumba en una caverna del monte de los Olivos. Pero cuando la tumba estuvo preparada, María recobró la salud y volvió a Éfeso. El bonito sepulcro cavado para ella en Jerusalén fue tenido en gran consideración. Más tarde, cerca de allí, se construyó una magnífica iglesia. Juan Damasceno, siguiendo una tradición muy conocida, escribió que la Virgen se había dormido en el Señor y había sido sepultada en Jerusalén. Pero según la Emmerick los particulares escritos por Juan Damasceno sobre el tránsito, sepultura y asunción de la santa Virgen al cielo son fruto de una tradición incierta.
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1.- Lee también mi artículo sobre la Santa Casa de Loreto en este blog – 2.- A.K. Emmerick. Vita della Santa Vergine Maria. Cinisello Balsamo 2010
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Muy interesante y sugestivo.
Besos.
Nicola
Muchas gracias
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