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La cintura della Madonna non è venerata solo in Italia                                Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

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Que se llame cinturón o ‘Sacro Cingolo’ o ‘Sacra Cintola’ o la ‘Santa Cinta’ o ‘Hagia Zoni’ o “Sainte Ceinture” o ‘Our lady’s girdle’ u otra denominación en otro idioma, estamos hablando siempre de la misma reliquia, es decir del cinturón de la Virgen María que, según la tradición, ella misma entregó al apóstol Tomás inmediatamente antes de su asunción al cielo. El cinturón sólo era uno, pero, por lo que parece, se conserva en muchos lugares del mundo. Otro ejemplo de duplicación de una misma reliquia y, obviamente, todas son auténticas.

Se encuentra en los siguientes lugares: Catedral de Prato (Italia), Monasterio de Vatopedi en el Monte Athos, Iglesia de Santa María en Soonoro en Homs (Siria), Monasterio de Troodissa en Platrès (Limassol, Chipre), Colegiata de Nuestra Señora en Le Puy-Notre-Dame (Loira, Francia), Colegiata de Quintin en Cȏtes-d’Armor (Francia), Catedral de Santa Maria de Tortosa (España), Abadía de Somerset (Inglaterra).

En Octubre de 2011, la ‘Hagia Zoni’ fue noticia porque fue llevada a Rusia (San Petersburgo y Moscú pasando por otras 13 ciudades) con el propósito de hacer renacer el sentido espiritual de la vida y de la familia en el pueblo ruso y, al mismo tiempo, intentar mejorar la situación demográfica del país. De hecho, esta muy venerada reliquia que se conserva en el Monte Athos es famosa por su gran poder taumatúrgico, eficaz sobre todo contra la esterilidad de la mujer, poder compartido con los otros cinturones custodiados en los otros lugares arriba citados.

En esa ocasión recibió la visita de unas 2 millones de personas – sobre todo mujeres, claro está- que esperaron con paciencia durante horas para pedir un pequeño milagro zoni di vatopedio un gran milagro, o simplemente por devoción. En el Monte Athos el acceso a las mujeres está prohibido por lo que éstas no hubieran podido visitar la reliquia para pedir el deseado embarazo. Por lo tanto, se trataba de un oportunidad única. Ojalá los resultados fueran los esperados.

Esta reliquia se conservó en Jerusalén hasta que el emperador Arcadio, hijo de Teodosio el Grande, la llevó a Constantinopla. Se dice que la emperatriz Zoé, esposa de León VI el Sabio (886-912) se curó gracias a la reliquia y que la soberana, en agradecimiento, bordó todo el cinturón con hilos de oro, dándole así el aspecto actual. El cinturón permaneció en Constantinopla hasta el siglo XII cuando se adueñaron de él los búlgaros y sucesivamente llegó a Serbia, cuyo príncipe Lázaro I (1372-1389) lo donó al monasterio de Vatopedi. Son innumerables los milagros atribuidos a la ‘Hagia Zoni’.

No relataremos aquí todas las peripecias de los otros cinturones, pero haremos una excepción con el de Prato (muy cerca de Florencia).

sacro cingolo

El ‘Sacro Cingolo’ es una cinta verde de lana de unos 90 cms de largo por 3 de ancho bordada con hilos de oro y con unas cuerdecitas en los dos extremos. Según la tradición fue llevado a Prato en el siglo XII por el mercader pratés Michele Dagomari, viaggio Micheleque se había casado en Jerusalén con una cierta María que habría recibido la reliquia de su madre. María murió durante el largo viaje de regreso a Prato que emprendió con Michele y otros. Una vez en Prato, Michele guardó con mucho cuidado la sagrada reliquia y antes de morir la regaló a la iglesia de San Esteban, que posteriormente se convirtió en la catedral donde aún está custodiada, en la capilla homónima cuyos frescos, de Agnolo Gaddi, representan historias de la Virgen María y del cinturón.

La reliquia no tardó en ser reconocida oficialmente por parte de la iglesia como el auténtico cinturón de la Virgen María. A partir de ese momento su fama se propagó por el mundo atrayendo a un gran número de peregrinos, entre los cuales muchos personajes ilustres.

Gracias a esta reliquia el prestigio del clero local creció mucho a ojos del Obispo de Pistoia (a cuya diócesis pertenecía Prato). Pero en 1312 un pistoiés llamado Giovanni de Ser Landetto, alias Musciattino, intentó robarla infructuosamente ya que, después del hurto, al salir de la ciudad se perdió en la niebla y volvió a Prato creyendo haber llegado a Pistoia.

El ladrón fue prendido, condenado a que le fuera cortada la mano derecha y después, arrastrado por un burro. Por si esto fuera poco, fue llevado a la orilla de un río donde fue quemado en la hoguera. Las sospechas sobre quién podía estar detrás de este hecho se centraron en Florencia, eterna rival de Pistoia, que con este tesoro en su poder habría dominado Prato, haciendo menguar así su prestigio económico y político. De hecho el ‘cingolo’ no sólo se había convertido en el símbolo de la autonomía de la ciudad, sino también de su principal fuente de ingresos, el arte del tejido, como tejido es el cinturón cuya hechura se atribuye a su primera propietaria.

El ‘Sacro Cingolo’ de Prato no sólo es la reliquia más importante de esta ciudad, sino también un objeto considerado como un inestimable patrimonio y elemento de unión de todos los colectivos de la ciudad, religiosos y laicos, además de ser el símbolo de su identidad.

ostensione cingoloLa exposición de la reliquia se hace varias veces al año en ocasión de las principales fiestas. El 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen, la ciudad prepara el famoso Cortejo Histórico. Este importante acontecimiento tiene raíces en la Edad Media. Varios grupos en trajes de época llegan a la plaza de la catedral y representantes del poder laico y religioso llevan las tres llaves necesarias (dos en poder el Ayuntamiento y una de la Diócesis) para abrir el cofre en el que se custodia el cinturón para su sucesiva ostensión.

Una vez más nos encontramos frente a un caso en el que el significado de una reliquia, independientemente de su autenticidad, va mucho más allá de su aspecto religioso.

Para saber más: N. De Matthaeis: Legati a una Reliquia