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Le reliquie di Maria Maddalena. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Magdalena penitente (1664). Pedro de Mena. Colección Museo del Prado, Madrid, prestado al Museo Nacional Colegio San Gregorio, Valladolid.

Seguía a Jesús en todas sus predicaciones y no solo lo acompañó en el día de su muerte, sino que fue la primera en dar la noticia de su resurrección. De hecho, Magdalena asistió a la crucifixión y deposición de Jesús junto con María, María Salomé y Juan. Fue la primera en encontrar el sepulcro vacío el domingo por la mañana, donde iba junto con María Salomé y María de Cleofás con ungüentos para ungir el cuerpo de Cristo. Y fue la primera en ver a Cristo resucitado, quien la llamó por su nombre.

Era de Mágdala, localidad a orillas del lago Tiberíades y durante siglos la Iglesia, a partir de Gregorio Magno, la ha identificado con la pecadora que ungió los pies de Jesús y se los secó con su cabello, la poseída de la cual habían salido siete demonios. Ha sido también identificada como María de Betania, una de las dos hermanas de Lázaro, gran amigo de Jesús y resucitado por Cristo. Lázaro vivía con las dos hermanas, Marta y María, y eran frecuentes las visitas de Jesús a esa casa. Pero, a partir del Concilio Vaticano II María Magdalena, la pecadora y María de Betania son consideradas tres distintas personas, como por otro lado siempre ha sostenido la iglesia oriental.

María Magdalena, después de la muerte de Cristo, habría ido a Éfeso, donde también estaban María, la madre de Jesús, y Juan. En este ciudad murió y fue enterrada y su tumba empezó a ser objeto de gran devoción.

Llegada a Marsella (1308 aprox). Giotto. Capilla de la Magdalena. Asís, basílica inferior de San Francisco.

En el siglo IX sus restos fueron llevados a Bizancio y existe una tradición según la cual fueron sucesivamente trasladados a la Provenza. Por otro lado, si atendemos a la Leyenda Áurea de Jacopo da Varagine nos cuenta que María Magdalena llegó a Provenza por su propio pie. Según esta tradición, hacia el año 48, a causa de las persecuciones contra los cristianos en Palestina, María Magdalena (en este caso identificada como María de Betania) junto con Lázaro, Marta, una criada negra llamada Sara, Marcela (compañera de Marta), María de Cleofás, María Salomé, Maximino, Sidonio (al que Cristo curó de la ceguera) y otros, fueron abandonados a su suerte en una barca sin remos, a merced de las ondas, que después de un milagroso periplo llegó hasta la Provenza.

Este pequeño grupo habría sido el primer núcleo que habría dado inicio a la evangelización de Francia. De hecho, Lázaro se convirtió en obispo de Marsella y durante la época de Nerón murió (de nuevo), pero esta vez decapitado. Otra tradición, más verosímil, indica que fue obispo de Chipre donde murió como mártir. Su cuerpo fue posteriormente llevado a Bizancio y después a Francia, tal vez por los Cruzados.

María Magdalena llevada por los ángeles (detalle) (1308, aprox.). Giotto. Cappella de la Magdalena. Asís, basílica inferior de San Francisco.

Maximino, que había sido uno de los 72 discípulos de Jesús, fue el primer obispo de Aix-en-Provence. Siempre según la Leyenda Áurea, Magdalena, después de haber llevado la palabra de Cristo y evangelizado la Provenza, no sin hacer algunos milagros, vivió los últimos treinta años de su vida retirada en eremitorio, en una gruta llamada de la Sainte-Baume, aun hoy meta de peregrinaciones, muy cerca de St. Maximin, donde surge la basílica homónima.

Según la tradición, Magdalena durante su vida ascética y de penitente, era elevada siete veces al día por los ángeles para cantar la gloria del Señor, y se alimentaba no de una ‘comida para mortales’ sino de los manjares deliciosos del banquete celestial. Este hecho fue notado por un sacerdote, también ermitaño, que vivía no muy lejos de Magdalena y un día decidió ir a verla. En esta ocasión Magdalena le reveló su identidad y le pidió una túnica, porque hasta ese momento estaba cubierta solo por su largo cabello. Poco antes de morir fue informada milagrosamente de la fecha y hora de su muerte. Pidió entonces al ermitaño de que avisara a Maximino de que iría a verle para recibir la última Comunión. De hecho se presentó, siempre llevada por los ángeles, en el oratorio de San Maximino donde recibió la Comunión y enseguida después se murió. Este lugar, donde fue enterrada la santa, es conocido como St. Maximin-la-Sainte-Baume. En la basílica inferior de Asís, en la capilla de la Magdalena, podemos admirar los magníficos frescos de Giotto que representan el ciclo de la tradición provenzal de la Magdalena.

Urna con una reliquia de María Magdalena. Basílica de Vézelay (cripta).

Los principales lugares de culto dedicados a María Magdalena eran, pues St.Maximin´la-Sainte-Baume (la basílica y la gruta) y la abadía de Vézelay. Esta última reclamaba el protagonismo del culto a la santa porque se creía que en ese lugar habían sido llevados sus huesos en el siglo XI (menos el cráneo). Un siglo más tarde se descubrió que las reliquias de María Magdalena seguían en St. Maximin, y que las que habían sido trasladadas eran las de San Sidonio. Desde ese momento Vézelay pasó a un segundo plano en el culto de la santa, aunque continuó, y continúa, recibiendo a muchos otros peregrinos. Son peregrinos de paso, porque la basílica se encuentra en el Camino de Santiago. A pesar de todo, la basílica de Vézelay sigue estando vinculada al culto de María Magdalena a la que está dedicada. Por este motivo, en la cripta de esta iglesia hay una urna de cristal con una costilla de la santa.

Durante la Revolución Francesa, los huesos de María Magdalena fueron sacados de su sarcófago y desparramados, pero el cráneo, que permanecía escondido en la gruta de la Sainte-Baume, consiguió salvarse. Ahora está custodiado en la cripta de la basílica de St. Maximin, junto con los sarcófagos de algunos de sus compañeros de viaje.

Detalle del relicario que contiene el cráneo de María Magdalena. St. Maximin-la Sainte-Baume. Cripta

Las otras dos Marías descansan en la iglesia de Les Saintes-Maries-de-la-Mer, en la Camarga, localidad así llamada en honor a las ‘Marías’ que desembarcaron en la zona, y una vez al año sus restos se exhiben en ocasión de la gran peregrinación que se celebra el 24 y 25 de mayo en honor a Santa Sara, la criada negra, cuyos restos están en la cripta. Sara (Sara la Kali, es decir Sara la Negra) es la santa protectora de la comunidad gitana y de hecho este es el lugar de encuentro anual de los gitanos.

Bonita leyenda, la provenzal. Pero la posible llegada de los huesos de María Magdalena a Francia estaría basada al hecho de que en el 866 el emperador bizantino León VI mandó llevar sus restos a Bizancio y probablemente, a continuación, el rey de Jerusalén se los habría donado al rey de Francia, Carlos II. Una vez en Francia, habrían sido llevados desde la Provenza a la abadía de Vézelay, en Borgoña que, a partir del siglo XI, habría sido meta de peregrinaciones. De hecho, en 1050 una bula de León IX ponía la abadía de Vézelay bajo la protección de María Magdalena, dando un gran impulso al culto de esta santa. La tradición ortodoxa, en cambio, sostiene que las reliquias de la santa siguen estando en Bizancio (hoy Estambul).

Pero el descubrimiento de los restos de María Magdalena en 1279 en St.Maximin-la-Sainte-Baume contradice todo lo anterior y consiguientemente excluye que los restos de Vézelay fueran de María Magdalena, como ya comentado antes. Carlos de Anjou, futuro rey de Nápoles, a causa de una premonición o de un sueño, mandó excavar bajo una pequeña iglesia de Saint Maximin y de esta manera fueron descubiertos los restos de la santa, donde habrían sido escondidos por unos monjes para protegerlos de la invasión de los sarracenos. En el sarcófago los monjes habrían dejado un papiro con el siguiente texto:

“En el año del nacimiento del Señor 710, el sexto día de diciembre, de noche y muy secretamente, bajo el reino del pío Eudes, rey de los Francos, durante el período de las devastaciones por la nación traidora de los sarracenos, el cuerpo de la querida y venerable Santa María Magdalena fue, por miedo a la susodicha nación infiel, sacado de su tumba de alabastro y llevado a la tumba de mármol, después de haber retirado el cuerpo de Sidonio, porque estaba más escondido.”

Dentro de la tumba también había una tabla de madera, recubierta de cera, en la cual estaba escrito “Hic requiescit corpus beatae Maria Magdalenae”, que se remonta a un período comprendido entre los siglos I y IV.

En el 1600 estos restos fueron depositados en un sarcófago comisionado por Clemente VIII y el cráneo, en cambio, en un relicario a parte.

¿Cómo era posible, si el cuerpo fue llevado a Bizancio en el siglo IX? ¿Tenemos que dar crédito a la Leyenda Áurea de Jacopo da Varagine? Y por añadidura, hay muchas reliquias de María Magdalena en diferentes lugares.

Relicario que contiene el cráneo de María Magdalena. St. Maximin-la-Sainte-Baume. cripta

El cráneo se conserva en la cripta de la basílica de St. Maximin-la-Sainte Baume, en un reliacario de oro, de unos 400 Kg., construido en el siglo XIX. Se trata de un relicario antropomorfo. De hecho, representa una cabeza con largo cabello de oro, sostenida por 4 ángeles, donde el cráneo toma el lugar del rostro. El relicario es visible detrás de una verja, en la cripta de la basílica y se exhibe en procesión solo en la semana del 22 de julio, fiesta de María Magdalena.

En 2017 un equipo científico francés reconstruyó el rostro de la reliquia a partir del cráneo. La reconstrucción facial ha sido posible utilizando un programa de modelado para la reconstrucción en 3D. El cráneo es el de una mujer de unos cincuenta años, de tipo mediterráneo, grácil, pómulos altos, cabello oscuro y nariz prominente. Este acercamiento no permite revelar otros datos sobre su identidad, que podrían aclararse si el obispo de Fréjus-Tolón permitiera a los científicos tomar muestras para posibles análisis genéticos que ayudarían a despejar numerosas dudas.

Relicario que contiene la mano de Santa María Magdalena. Monasterio de Simonopetra, Monte Athos

Muy venerada es también una de sus manos, que se encuentra en el monasterio de Simonopetra en el Monte Athos, en un relicario dorado. Es la mano izquierda de una mujer que está considerada como muy milagrosa. La extinción de un incendio en 1945 cerca del monasterio fue atribuida a la ayuda de esta reliquia que habría hecho posible la localización de una fuente de agua, suficiente para apagar el fuego. Además, protege los campos y las cosechas.

Relicario que contiene el pie izquierdo de María Magdalena. Benvenuto Cellini (s. XVI) Iglesia de San Giovanni dei Fiorentini, Roma

Su pie izquierdo, en cambio, se encuentra en Roma, en un relicario antropomorfo de plata, en la iglesia de San Giovanni dei Fiorentini. Fue separado del cuerpo cuando lo llevaron desde Bizancio a Francia, en el siglo IX, a su paso por Roma. Y ¿por qué el pie izquierdo? Porque, según la tradición, es el que entró primero en el sepulcro desde donde Cristo había resucitado.

Otros huesos de la santa se pueden hallar en los lugares más insólitos, como por ejemplo en la catedral de Orense (España) y en Senigallia (Italia). Estos últimos habrían llegado desde Francia antes del hallazgo de 1279. En Roma, en San Juan de Letrán, hay partes del cilicio de la santa y en otras iglesias partes de su velo o de su cabello. Mejor no investigar más.