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Arc-Team Archaelogy, Cicero Moraes, Forensic Facial Reconstruction, Luca Bezzi, Michail Gerasimov, Reconstrucción facial, San Antonio, San Nicolás, San Valentín, Santa María Magdalena, Sábana Santa
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La iconografía cristiana durante siglos ha puesto cara a Cristo, a la Virgen y a los santos más antiguos creando, de esta manera, una suerte de ‘retrato tipo’ universalmente aceptado, del cual los diferentes artistas se alejaban poco. Para ellos es posible que se basaran, en parte en los datos que había disponibles en algunas fuentes, como por ejemplo sabemos, por los Hechos de Pablos y Tecla, que San Pablo era bajo y calvo: “…un hombre de baja estatura, calvo, arqueado de piernas, vigoroso, cejijunto, de nariz un tanto sobresaliente, (mas) lleno de gracia. Unas veces parecía un hombre, otras tenía el rostro de un ángel”1
En otros casos, encontramos referencias a la edad: San Pedro siempre es representado como un anciano, con barba blanca, mientras que San Juan, que era el más joven de los apóstoles, siempre es representado imberbe, aunque fue el más longevo de todos, ¡murió con casi cien años!
El semblante físico transmitido, sin embargo, no responde solo a los posibles datos disponibles sobre el personaje, sino que depende también de la carga emocional, el carácter o incluso la estética que el personaje requiere, en consonancia con el mensaje que se quería transmitir.
De hecho, y a pesar que podemos encontrar diferencias sobre el color del pelo, de los ojos, o de otros rasgos somáticos, sabríamos reconocer a Jesucristo sin dudar ni un segundo, a simple vista y en representaciones de cualquier época, a pesar de los cambios que ha experimentado su retrato a través de los siglos, que en definitiva dependen de la proyección de la época en la que fue creado, de la zona geográfica desde donde irradiaba el mensaje y de quién tenía que recibirlo.
Sin embargo, la tecnología en estos últimos años ha avanzado tanto que muchos de los rostros que hasta hace poco tiempo se basaban en la mera especulación, ahora, gracias a las diferentes técnicas de reconstrucción, podemos finalmente saber cómo eran en realidad.
Por eso, muchos investigadores han intentado reconstruir los rostros de importantes figuras de la historia, de nuestros primitivos antepasados y, obviamente, también de los personajes religiosos. Y las técnicas son varias: desde las reconstrucciones en 3D a partir de restos óseos, sobre todo del cráneo, hasta complejas reconstrucciones fotográficas, como las realizadas a partir de la Sábana Santa. Además, se tienen en cuenta muchos otros factores para completar las reconstrucciones: la época, la raza, el ambiente en el que vivían, status social, u otros datos disponibles del personaje, como por ejemplo enfermedades, la edad de la muerte o el análisis de ADN, siempre que sea posible recabarlo, para determinar el color de los ojos, de la piel y del cabello.
Entre los santos famosos, tenemos a María Magdalena, cuyo rostro ha sido reconstruido a partir del cráneo que se le atribuye y que se halla en St. Maximin-la-Sainte-Baume (Francia) y restos del cabello. En este caso, en la imposibilidad de sacar el cráneo de su relicario, los expertos han analizado el cabello y realizado centenares de fotos para efectuar una reconstrucción tridimensional. Esta reconstrucción fue llevada a cabo por un grupo de paleontólogos franceses de la Universidad de Versailles dirigidos por Philippe Charlier en 2017. El resultado es el de una mujer delgada, de unos 50 años, de tipo mediterráneo con la tez y el cabello oscuros y una prominente nariz aguileña. Muy diferente de lo que estamos acostumbrados a ver en sus múltiples representaciones artísticas. Que luego se trate efectivamente de María Magdalena es otro cantar, vistas las dificultades, y las incógnitas existentes, para reconstruir las reliquias de la santa y su periplo desde Tierra Santa hasta llegar a Fancia.2
También el rostro de San Antonio de Padua ha sido reconstruido3. Pero en este caso hay que decir que las reliquias empleadas para la reconstrucción deberían ser efectivamente las del santo. En 2012 el Museo de Antropología de la Universidad de Padua lanzó el proyecto de reconstrucción del rostro del santo, a partir del estudio de su cráneo. El resultado no es el de un hombre demacrado y enfermo, sino regordete y con aspecto saludable. La reconstrucción se hizo a través de un modelo digital del cráneo, creando con materiales sintéticos una copia del mismo. A partir de una copia del cráneo los cirujanos plásticos reconstruyen los músculos de la cara, prestando particular atención a la nariz y a los labios. Para la nariz se utiliza una serie de proyecciones geométricas a partir de los huesos nasales, mientras que para los labios se considera sobre todo el estado de salud de la dentadura. Esta técnica fue desarrollada hacia la mitad del siglo XX por el arqueólogo ruso Michail Gerasimov (1907-1970) y mejorada posteriormente por otros científicos. Utilizando técnicas más modernas, el arqueólogo Luca Bezzi, miembro de la ‘Arc-team Archaeology’ y especialista en reconstrucción en 3D, creó un prototipo tridimensional. Esta técnica es conocida como FFR, acrónimo inglés de ‘Forensic Facial Reconstruction’. Utilizó también toda la documentación existente en la basílica, gracias a la colaboración del Centro de Estudios Antonianos. Contó con la colaboración de Cicero Moraes, brasileño y prestigioso especialista en el campo de la reconstrucción facial arqueológica, colaborador del laboratorio de Antropología y Odontología Forense de la Universidad de São Paulo. El busto reconstruido fue presentado el 10 de junio 2014 en un congreso en Padua quedando después expuesto en la basílica durante unos días. Esta imagen no se asemeja a la que estamos acostumbrados a ver en las diferentes pinturas o esculturas.
También se ha reconstruido el rostro de San Nicolás de Bari, otro famosísimo santo, muy querido por los bareses y también por medio mundo. Lo hizo un grupo de científicos de la Universidad de Liverpool en 2004 utilizando las reliquias presentes en Bari3. Para la reconstrucción de su rostro se utilizó la tecnología 3D del ‘Face Lab’ de la Universidad de Liverpool, basada en el estudio del cráneo a través de una serie de fotografías a rayos X y mediciones originalmente efectuadas en 1950. El resultado es un rostro de piel probablemente aceitunada y con la nariz rota.
Y luego tenemos a San Valentín, este también reconstruido por un equipo interdisciplinar de la Universidad de Padua y por el ‘Arc-Team Archaelogy’ (Luca Bezzi y Cicero Moraes) junto con otra decena de rostros católicos y otros personajes históricos. Muchos son los personaje o candidatos que podrían ser San Valentían4, el famoso patrono de los enamorados, entre los cuales un obispo de Terni (Italia). Reliquias de San Valentín las encontramos en todo el mundo. Los restos utilizados para esta reconstrucción, realizada por grupo de estudiosos de la Universidad de Padua, son los que se conservan en el oratorio de San Giorgio in Monselice (Padua). Pero, como en el caso de María Magdalena, no ofrecen una alta garantía de fiabilidad.
La ciencia avanza con pasos de gigante con la ayuda de instrumentos cada vez más sofisticados. Dar un rostro a algunos personajes históricos puede ser importante en algunos casos, mientras que en otros no añade nada a la importancia de los mismos, como por ejemplo en el caso de los santos, o podría ser incluso contraproducente, si el resultado queda muy lejos de nuestras expectativas. No hay que perder de vista el hecho que el problema no es la reconstrucción en sí, cuyas técnicas cada vez más avanzadas están reduciendo al mínimo el margen de error, sino la autenticidad de los restos desde los que se parte, que en muchos casos es bastante dudosa, sobre todo cuando éstos son muy antiguos, controvertidos o no suficientemente documentados.
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1.- Hechos de Paolo y Tecla, 1,3 – 2.- Consulta mi artículo sobre las reliquias de María Magdalena. 3.- Para saber más lee el artículo sobre las reliquias de San Nicolás 4.- Lee la historia de San Valentín y de sus reliquias.