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Altri teli mortuari di Cristo.                                                                   Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Tiziano. Deposición en el sepulcro (1559). Museo del Prado (Madrid)

Además de la Sábana Santa y del Sudario de Oviedo, existen en varios lugares de Europa unos cuantos lienzos mortuorios o fragmentos, que podrían haber ocupado un lugar en el sepulcro de Cristo o que incluso habrían envuelto todo o parte de su cuerpo. Estamos hablando de unos cuarenta fragmentos conservados en otros tantos lugares y una veintena de lienzos o sábanas de otra tipología. Muchos de éstos han desaparecido con el paso del tiempo. En este artículo hablaremos solo de los que todavía existen, los que están enteros y más famosos.

La cofia de Cahors

En la catedral de Saint-Étienne de Cahors, ciudad del Sur de Francia, se custodia una reliquia conocida como la Santa Cofia o Sudario de Cahors. Según la tradición, habría cubierto la cabeza de Cristo en el sepulcro. Es un paño o sudario en forma de cofia formado por 8 capas de gasa cosidas juntas, realizado para cubrir las orejas y las mejillas y que se abrocha bajo la barbilla, dejando descubierto solo el rostro. En el interior pueden observarse unas manchas de sangre que, según algunos, serían compatibles con las que pueden apreciarse en la frente y en la nuca del hombre de la Sábana Santa. La cofia habría sido llevada a Cahors por Géraud de Cardaillac, obispo de la ciudad, desde Tierra Santa (siglo XII). Otra teoría sostiene que perteneció a Carlomagno, pero no se sabe cómo habría llegado a sus manos, pudiendo ser un regalo del patriarca de Jerusalén o de la emperatriz Irene o del califa Harun-al-Rashid.

Relicario con la Santa Cofia

Según la tradición hebrea este tipo de tocado (llamado pathil) se utilizaba para cubrir la cabeza de los difuntos para evitar que abriera la boca y que se saliera la lengua.

Pero veamos las palabras del evangelista Juan que describe el momento en que el domingo de Resurrección encontró el sepulcro vacío:

Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.’ (Jn 20, 5-7)

Ésta es una traducción del griego y la palabra ‘ta othònia’ (plural othònion) puede traducirse indistintamente como ‘lienzo’, ‘vendas’ o ‘gran sábana’. De hecho, si cogemos ediciones diferentes del Evangelio podemos encontrar distintas nomenclaturas. Pero en el caso del sudario, en las escrituras, no hay confusión. El sudario es exclusivamente el que cubrió la cabeza. Efectivamente se utilizaba un lienzo-sudario para cubrir el rostro de los difuntos antes de enterrarlos, sobre todo los pobres, para evitar que no fueran objeto de burla ya que el rostro enseguida se ponía negro a causa de la desnutrición. Un lienzo de estas características fue el que cubrió el rostro de Cristo en el recorrido entre el lugar de la crucifixión y el sepulcro. Y este lienzo habría sido identificado como el conocido Sudario de Oviedo (lee mi artículo sobre esta reliquia). Pero entonces ¿cuántos sudarios habría habido? Quien cree en la autenticidad de este objeto, me refiero a la Cofia de Cahors, sostiene que ésta fue puesta en la cabeza de Cristo sobre el sudario que ya cubría el rostro para evitar más pérdidas de sangre, atándolo bajo la barbilla para que quedara todo bien sujeto.1 Incluso se habla de una segunda ‘Sábana Santa’, que ya no se conserva, que habría envuelto el cuerpo de Cristo sobre la primera.

Sobre la Cofia de Cahors no se han realizado análisis profundos y todavía existe mucho escepticismo sobre la autenticidad de la misma ya que es muy posible que su datación no sea anterior al siglo XI.

Las sábanas de Carcassonne y de Cadouin

La sábana de Carcassonne es un velo de seda largo unos 70 cms, cosido sobre un soporte, y conservado en la catedral de Saint Michel de Carcassonne, al sur de Francia. Habría llegado a San Juan de Acre en el siglo XIII gracias a dos monjes agustinos que la habrían sucesivamente llevado a Francia. La leyenda dice que la misma reliquia habría escogido la ciudad de Carcassonne visto que los monjes agustinos no encontraban el camino para Toulouse, que era donde deseaban llevarla.

Al final del siglo XIV se construyó en el convento de los agustinos un nuevo oratorio para hospedar la reliquia, que de alguna manera hacía la competencia a la ‘Sabana de Cadouin’, custodiada por los frailes cistercienses. En 1403 éstos reclamaron a los agustinos el lienzo acusándolos de haberlo robado visto que, según ellos, era una parte del de Cadouin, conservado en la colegiata de San Bernardo. Pero aquel mismo año el papa Benedicto XIII dio la razón a los agustinos, decretando que la sábana de Carcassonne era de su propiedad prohibiendo al mismo tiempo a los cistercienses que fueran en contra de ellos. La sábana de Carcassonne tiene una larga historia de devoción. Por ejemplo, en el siglo XIV se celebraban ceremonias de caballeros que se encerraban para adorar esta reliquia. En 1970 el lienzo fue llevado a la catedral de Saint Michel. Finalmente en 1991 fue sometido a la prueba del carbono 14 y resultó ser del siglo XIII.

Sudario de Carcassonne

La sábana de Cadouin es de lino y seda, de 2,95 x 1.35 m, con dos bandas laterales de colores y bordadas. Fue inicialmente confundida con la Sábana Santa, aunque la tela no evidencia ninguna imagen. Fue llevada a Francia por Adhemar de Monteil, obispo de Le Puy (Alto Loira) y legado papal, que la habría obtenido después de la toma de Antioquía, en la Primera Cruzada, y sucesivamente donada a los cistercienses de Cadouin (Dordoña). Este lienzo tenía fama de ser milagroso por lo que durante la Edad Media fue objeto de gran veneración atrayendo a millares de peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela.

Sábana de Cadouin

En 1943 se descubrió, después de atentos estudios, que los dibujos en el interior de la trama del lienzo son, en realidad, caracteres árabes. Estas inscripciones, en árabe cúfico, se descifraron y, además de invocar a Alá, nombran al califa al-Musta’li y a su visir al-Afdal, de la dinastía Fatimí (910-1171) que gobernó África septentrional, sobre todo Egipto. El lienzo, tanto por los materiales utilizados como por la ejecución tiene todas las características de un producto egipcio de aquella época.

Este descubrimiento puso fin a más de 700 años de devoción. En 1988 fue restaurado y depositado en un lugar seguro.

Sábana de Cadouin (detalle)

Aunque ya nadie pone en discusión la no autenticidad de estos dos lienzos, que en muchas ocasiones también se han llamados sudarios, mientras que el lienzo de Cadouin puede verse, como ‘curiosidad’, es más, el que está expuesto al público es una copia para preservar el antiguo, el de Carcassonne está encerrado en un mueble de la sacristía y no está expuesto al público.

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1.-  Teoría de Sor Blandina Paschalis Schlömer, estudiosa alemana, en S. Gaeta, L’enigma del volto di Gesù, Milano 2010

Para saber más:

1) S. Gaeta: L’enigma del volto di Gesù, Milano 2010.        2) M. Centini: Tracce di Dio, Cinisello Balsamo 2014.        3) A. Lombatti: Il culto delle reliquie, Milano 2007.        4) E. Roncalli: la sindone e le reliquie celebri, Fidenza 2010.      5) G. Górny, J. Rosikon: Testigos del misterio, Madrid 2014.         6) J. C. Leroy, Il sudario di Cahors, Siena 2016.