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Santo Stefano di Bologna, ovvero la Gerusalemme italiana Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui
También llamado de las ‘Siete iglesias’, o Santo Sepulcro, o el ‘Sancta Sanctorum Bononiensis’, este conjunto arquitectónico pretende recrear los santos lugares de Jerusalén, o por lo menos ésta era la intención del proyecto primitivo.
La estructura empezó a construirse en el siglo V d.C. por San Petronio, obispo de Bolonia y después patrono de la ciudad, sobre un área ocupada por un templo pagano dedicado a la diosa egipcia Isis Vencedora, para que los boloñeses y los peregrinos pudieran recorrer los lugares de la pasión de Cristo sin necesidad de ir a Jerusalén.
De las siete iglesias originales solo quedan cuatro, aunque pueden identificarse siete zonas distintas: la iglesia del Crucifijo, la Cripta (en la iglesia del Crucifijo), la Iglesia del Santo Sepulcro, el Patio de Pilatos, la Iglesia de la Santísima Trinidad o del Martyrium, la iglesia de San Vital y Agrícola, el Claustro y la Capilla de la Santa Venda. Todas estas estructuras han sido restauradas a lo largo de los siglos.
Empezamos el recorrido por la Iglesia del Crucifijo
Inicialmente dedicada a San Juan Bautista, debe su nombre al gran crucifijo visible al fondo, en el presbiterio, que se eleva sobre la cripta. Representaba la Casa de Pilatos, con un asiento de piedra donde éste estaba sentado cuando interrogaba a Jesús. Se construyó en el siglo VIII en época longobarda, y es el primer edificio visible en la plaza. En el exterior puede verse un balcón del siglo XV que se utilizaba para la exposición de las reliquias y las bendiciones al pueblo.
La cripta, a la que se accede bajando los escalones, se remonta a inicios del siglo XI y alberga, en dos urnas, los restos de los Santos Vital y Agrícola. Está formada por cinco naves y doce columnas (como doce eran los apóstoles) de diferentes medidas y estilos. Según la tradición, una de estas columnas, la segunda de la derecha, fue llevada desde Jerusalén por Petronio y representa, desde el zócalo hasta el capitel, la estatura de Jesús (aproximadamente 170 cm).
Desde la iglesia del Crucifijo se accede a la del Santo Sepulcro
Recibe este nombre porque está construida a imitación del Santo Sepulcro de Cristo, parecido al de Jerusalén. La iglesia del Santo Sepulcro es de planta centralizada, con cúpula dodecagonal y exteriormente de forma octogonal. La doce columnas que están en el centro, de las cuales siete son originales del siglo II, pertenecieron al templo di Isis que Petronio transformó en baptisterio cubierto. El baptisterio fue transformado en iglesia, y fue parcialmente reconstruida en el siglo XI, después de los daños provocados por las invasiones de los Húngaros del siglo X. Las columnas permanecen en su lugar original y están flanqueadas por otras tantas columnas de ladrillo mientras que, allí donde las columnas romanas faltaban, se construyeron unas nuevas más robustas.
En el centro hay un edículo del siglo XIII que representa el sepulcro de Cristo de Jerusalén construido, tal y cómo nos cuentan los relatos de los caballeros cruzados, en las mismas formas y proporciones del original jerosolimitano que mandó construir Constantino IX Monómaco en el 1050. El aspecto actual es el resultado de restauraciones dieciochescas. En este edículo, hasta el año 2000, estaban custodiados los restos de San Petronio, que actualmente se encuentran en la basílica de homónima, donde ya se guardaba su cabeza. Contiene también un presunto fragmento original de la roca del Santo Sepulcro, también traído por San Petronio. No alineada con las demás, hay otra columna de mármol negro, de época romana, que representa la columna de la flagelación de Jesucristo, como claramente puede leerse en un letrero situado en la parte superior:
“Questa colonna rappresenta quella alla quale fu flagellato N.S.G.C. e si acquistano 200 anni d’indulgenza ogni volta che si visita”.
(Esta columna representa aquélla en la que fue flagelado N.S.J.C. y se ganan 200 años de indulgencia cada vez que se la visita)

En el pavimento bajo una rejilla se entrevé un pozo que contiene el agua de un manantial que simboliza el agua del Jordán, ya presente en la época del templo de Isis y que entonces simbolizaba el agua del Nilo. En la Edad Media se creía que este agua tenía propiedades milagrosas, capaz de curar cualquier dolencia. Según las crónicas, el 22 de mayo de 1307 hubo una enorme afluencia de personas, peregrinos que venían a beber este agua. Solo en ese año dicen que se curaron unos 150 enfermos.
Desde la iglesia del Santo Sepulcro se sale directamente al Patio de Pilatos. Esta delimitado por dos soportales, y originalmente tenía cuatro arcadas por lado, en estilo románico con en el centro una pila en piedra caliza, en forma di cáliz, llamada la ‘Jofaina de Pilatos’ o ‘Santo Grial Boloñés’, en recuerdo de la jofaina utilizada por Poncio Pilatos para lavarse las manos. Fue donada por el rey de los Longobardos Liutprando, en torno al 740, y se apoya sobre un pedestal del siglo XVI. Bajo los soportales, sobre una columna, observamos un gallo de piedra del siglo XIV llamado ‘Gallo de San Pedro’ para recordar el episodio del reniego de Jesús por parte de San Pedro.
Desde este patio se accede a la Iglesia de la Santísima Trinidad o del Martyrium. Tenía que ser de estilo basilical con cinco naves, estando situada en la parte terminal del templo de Isis. En realidad sólo es un porticado, una modificación de inicios del siglo pasado de lo que era una construcción paleocristiana, aunque ya desde el principio se quedó inacabada porque Petronio no consiguió llevar a término el edificio. Inicialmente fueron allí depositados los restos de San Vital y Agrícola. A la izquierda se abre una pequeña capilla en la cual hay un grupo escultórico de madera que representa la adoración de los Magos, de 1250, que fue sucesivamente policromado por Simone dei Crocefissi en 1350.
La iglesia de San Vital y Agrícola es de origen paleocristiano, siglo IV; aquí se trajeron las reliquias de los dos mártires (sucesivamente a la cripta de la Iglesia dl Crucifijo), primero dos mártires boloñeses de la persecución de Diocleciano (305 d.C.), sirviente y amo, respectivamente. Está formada por tres naves separadas por columnas con capiteles de diferente origen, y fue reconstruida tres veces. En el 1400 fue hallado un sepulcro paleocristiano en el que podía leerse el nombre ‘Symon’ y esto llevó a creer que se tratara de la tumba de San Pedro, por lo que la iglesia fue dedicada a San Pedro. A pesar de que la hipótesis no tenía fundamento, esto atrajo a muchos peregrinos que inicialmente se dirigían a Roma, provocando las iras del papa Eugenio IV que mandó hundir el tejado de la iglesia y recubrirla de tierra. Después de unos 70 años, el papa Alejandro VI permitió recuperar el uso del edificio, siempre y cuando se cambiara su dedicación.
El último elemento de este complejo es la Capilla de la Santa Venda, situada bajo los soportales del Claustro Medieval, de dos pisos, desde el cual también es visible el campanario. En la capilla y en la vieja sacristía tiene ahora su sede el museo de San Esteban (Santo Stefano). La Capilla de la Venda toma su nombre por la cinta de tela, que ahí se conserva, y era una de las reliquias más veneradas de Bolonia. La tradición indica que la Virgen María se la ató en la frente, siguiendo el culto medio oriental, durante la agonía de Jesús en señal de luto, y habría quedado empapada del sudor y de la sangre de Cristo. Esta reliquia también habría sido traída de Jerusalén por San Petronio, siendo descubierta en el siglo XII por el obispo Enrico della Fratta durante la búsqueda del cuerpo del santo. Fue robada en 1613 y después de su recuperación, a los pocos días, fue devuelta al legado Maffeo Barberini, futuro papa Urbano VIII, y fue colocada en un relicario de plata. Ésta y otras reliquias conservadas en este complejo fueron escondidas en el 899 cuando los Húngaros saquearon la basílica, que se hallaba en las afueras de la ciudad. Fueron sucesivamente encontradas en 1141 durante la primera restauración. Otras se perdieron.
Como colofón a este conjunto que simboliza el Santo Sepulcro y Jerusalén, en el espacio entre San Esteban y San Juan al Monte (Santo Stefano e San Giovanni al Monte), llamada en la Edad Media del Monte Olivar (Monte Uliveto), se cavó una larga zanja que tenía que representar el valle de Josafat. El olivar a sus pies claramente recuerda al Monte de los Olivos, donde Jesús pasó la última noche antes de ser apresado. San Juan al Monte, situado un poco más en alto con respecto al centro, simboliza el Monte Calvario, y la distancia entre San Esteban y San Juan al Monte es la misma que hay en Jerusalén entre el Santo Sepulcro y el Calvario. Y la actual Calle Jerusalén (Via Gerusalemme) representaba el camino que hizo Jesús a lomo de un asno para ir a Jerusalén. En la actual Via Pepoli existía una piscina para la cría de peces llamada piscina de Siloe.
En cuanto a la dedicación de este complejo a San Esteban, primer mártir cristiano, ésta se remonta a la conexión que existía con el antiguo templo de Isis Vencedora, a la que pasó a sustituir. El nombre Esteban, de hecho, significa ‘Corona de Victoria’. Pero también con la iglesia de San Esteban Redondo (Santo Stefano Rotondo) de Roma, que Petronio bien conocía, de planta centralizada, con un anillo de columnas similar y construido sobre un precedente templo pagano.
El complejo de San Esteban también está ligado a muchas ricas tradiciones y curiosidades que lo integran en la vida del pueblo de Bolonia y a la de los millares de peregrinos que a lo largo de los siglos lo han visitado, come también a importantes hallazgos históricos y obras de arte. Todo esto podría ser objeto de otro artículo.
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