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Il sangue de Cristo Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui
‘…Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua’ Jn 19, 34.
Esta es la única referencia que encontramos en el evangelio sobre la sangre y agua que salieron del costado de Cristo como consecuencia de la herida provocada por la lanza de Longinos, el centurión romano. En la tradición hebrea, para los que morían de muerte violenta, la sangre debía ser guardada y sepultada junto con el cuerpo, como también cualquier otro tejido u objeto manchados de sangre. Pero se superponen las versiones (entre leyendas y apócrifos) de cómo y quién recogió esta sangre y qué sucedió después. Una tradición dice que fueron la Virgen María y San Juan quienes recogieron el precioso líquido en una ampolla y otra dice que fue José de Arimatea, el que prestó el sepulcro a Jesucristo. Y desde aquí empieza la leyenda del santo Grial. Es decir, José de Arimatea habría utilizado el cáliz de la Última Cena.