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Durante el período de tiempo en el que vivió en Roma, San Pedro fue hospedado en diferentes casas, entre las cuales recordamos la de Pudente, senador romano convertido al cristianismo. La suya era una Domus Ecclesiae, que era como se llamaban las casas de los cristianos utilizadas también como lugar de culto y de reunión.
La iglesia de Santa Pudenciana de Roma, que toma el nombre de una de las hijas de Pudente, se encuentra justo sobre la casa de este senador, conocida también como Titulus Pudenti, cuyos restos podrán visitarse en cuanto terminen las obras de restauración. En esta casa Pedro administraba el bautismo y celebraba la eucaristía. Aquí fue donde, probablemente, escribió su primera Epístola a los cristianos diseminados en las provincias de Asia menor. Digamos entonces, que aquí se encontraba su ‘cuartel general’. Se dice que Pedro para administrar los sacramentos utilizaba la Cathedra Petri, una silla gestatoria, es decir, portátil, que sucesivamente fue mandada llevar a San Pedro en Vaticano por el papa Dámaso I (366-384) y colocar en el baptisterio de la primitiva basílica constantiniana. Esta cátedra se utilizó, durante siglos, para la entronización de los nuevos pontífices.
Después de la consagración de la nueva basílica (1626), la cátedra de San Pedro se mandó encerrar en una enorme custodia de bronce en forma de trono que se integra en un grupo escultórico y que se muestra como suspendida en el cielo. A su vez, está coronada por la ‘gloria’, es decir la paloma del Espíritu Santo y rodeada por esculturas que representan a cuatro padres de la Iglesia. Esta es la famosa ‘Cátedra de San Pedro’ de Bernini, terminada por el escultor en 1665 y que puede verse al fondo del ábside de la basílica.
Puesto que a partir de ese momento la Cathedra Petri ya no era visible, en 1705 Clemente VII encargó una copia exacta, que actualmente está expuesta en el Tesoro de la Basílica de San Pedro. El respaldo, cuya parte superior tiene forma triangular, está formado por cuatro arcadas que descansan sobre pequeñas columnas. En la parte frontal los 18 pequeños bajorrelieves de marfil representan los trabajos de Hércules y las constelaciones celestes. Durante un tiempo se creyó que este trono fuese la silla curul de Pudente que éste cedió a San Pedro. En realidad se trataría de un trono del siglo IX mandado a Roma por Carlos ‘el Calvo’ para celebrar su coronación y que después, donó al papa Juan VIII.
Pero non todos están de acuerdo. El eminente arqueólogo del siglo XIX Giovan Battista de Rossi, que tuvo ocasión de examinar el original, excluyó que fuera la silla curul de Pudente, pero a pesar de ello dijo que se trataba de un ejemplar muy antiguo, que pudiera remontarse a la época de San Pedro, con añadidos del siglo IX. De hecho, la silla está compuesta por maderas de diferentes épocas y en la parte más antigua y más corroída aun pueden verse las anillas que sirven para introducir las pequeñas vigas que sirven para convertir la silla en gestatoria. Además, en la parte nueva no es visible ningún arañazo o desportilladura, es decir no hubo ningún intento de quitar pequeños fragmentos, para convertirlos en reliquias, como claramente se ve en la parte antigua. Concluye afirmando que la cátedra de Pedro no era un trono de lujo sino una silla modesta y humilde, como su poseedor.
Esta tesis ha sido en gran parte confutada por los últimos exámenes llevados a cabo en 1968, los cuales aun reconociendo que en la estructura actual de la silla, que es de época carolingia, existen partes mucho más antiguas, sin embargo éstas no serían de la época de Pudente, y por lo tanto de San Pedro.
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