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Sulle orme degli apostoli: le reliquie di San Bartolomeo. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

– Martirio de San Bartolomé (1616). José de Ribera (El Españoleto). Colegiata de Osuna (Sevilla)

Bartolomé se acercó a Jesúcristo a través de Felipe, y con cierto escepticismo. Había nacido en Caná de Galilea en el siglo I y se llamaba Natanael, hijo de Tôlmai, en arameo BarTôlmai (de ahí el nombre Bartolomé). Según la tradición transmitida por Eusebio de Cesarea1, Bartolomé fue a predicar a la India y Armenia, probablemente junto a Judas Tadeo, con quien fundaría la Iglesia cristiana. En Armenia convirtió al hermano del rey Astiages. Éste, instigado por los sacerdotes de los templos paganos, ordenó a Bartolomé adorar a los ídolos y, frente a la desobediencia del apóstol, lo mandó desollar vivo para después cortarle la cabeza. Aunque ésta no es la única versión de su martirio, sin duda es la más famosa. El lugar del martirio sería Albanópolis, en la costa occidental del Mar Caspio, y la fecha alrededor del 60-68.

Sus reliquias hicieron un largo viaje con varias etapas. En 410 el obispo de Maruta las transportó a Maipherqat, en Mesopotamia (actual Tikrit en Iraq) que fue también llamada Martirópolis por el gran número de reliquias que ese obispo acabó llevando a esa ciudad. Luego en el 507 el emperador Anastasio I las llevó a Dara, siempre en Mesopotamia, y en el 580 llegaron, flotando milagrosamente, a Lípari (isla al norte de Sicilia), después de una breve estancia en Frigia. Después de las incursiones de los árabes en el siglo IX, las reliquias fueron llevadas, en el año 838, a Benevento, donde llegaron a manos del príncipe longobardo Sicardo. Según el Martirologio Romano2, desde el final del siglo X se encuentran en Roma. Las habría conseguido el emperador Otón III de Sajonia de la ciudad de Benevento, y las llevó a la iglesia de San Bartolomé de la Isla Tiberina, iglesia que él mismo mandó construir en el 998 sobre un templo dedicado a Esculapio, que en su día era visitado por muchos peregrinos en busca de curación, para custodiar las reliquias de San Adalberto, obispo de Praga, martirizado en 997.

-Bañera de pórfido en la que estarían depositadas las reliquias de San Bartolomé. Iglesia de San Bartolomé de la Isla Tiberina, Roma

Las reliquias de San Bartolomé están actualmente depositadas bajo el altar mayor, en una bañera romana de pórfido rojo del siglo I-II, donde un rótulo recita “CORPUS SANCTI BARTHOLOMAEI APOSTOLI”.  En la iglesia se pueden admirar varios frescos de Francesco Manno (1806) dedicados al santo, entre los cuales el de su martirio, en el ábside central. En el muro lateral a la derecha del altar mayor, se expone, protegida por una rejilla, una gran palangana de bronce del siglo X-XI, de origen árabe, que sirvió de tapa del contenedor utilizado para transportar las reliquias del santo desde Benevento.

– Palangana de bronce que sirvió de tapa del contenedor utilizado para trasportar las reliquias de San Bartolomé desde Benevento a Roma. Iglesia de San Bartolomé de la Isla Tiberina, Roma

En la nave central, justo en el medio de las gradas que llevan al altar mayor, hay un magnífico pozo del siglo XI, ya en desuso, de tan solo 80 cm de alto y recabado a partir de los restos de una columna romana. Este pozo habría sido construido en lugar de otro ya existente en el templo de Esculapio, a cuya agua se le presuponía poderes curativos. Entre los cuatro personajes esculpidos en bajorrelieve alrededor del pozo también hallamos a San Bartolomé, representado con un libro y un cuchillo en las manos, como símbolo de su martirio.

– Pozo con la efigie de San Bartolomé. Iglesia de San Bartolomé de la Isla Tiberina, Roma

Este atributo, el cuchillo, lo encontramos en toda la iconografía, a veces acompañado también de su piel, como por ejemplo en el Juicio Universal de Miguel Ángel Buonarroti, en la Capilla Sixtina, donde en primerísimo plano vemos a San Bartolomé con el cuchillo en una mano y su piel en la otra, en la cual el autor ha pintado una suerte de autorretrato… Otra famosa, y porqué no decirlo, un poco espeluznante, representación de San Bartolomé, es la obra de Marco d’Agrate, discípulo de Miguel Ángel, que podemos admirar en el Duomo de Milán. Aquí San Bartolomé está vivo, de pie, desollado y con su piel envuelta alrededor de su cuerpo, en el cual su anatomía queda completamente al descubierto, debido a la falta de piel…

– San Bartolomé sosteniendo su piel. Juicio Universal (detalle), 1536-1541. Miguel Ángel Buonarroti. Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano
– San Bartolomé (1562). Marco D’Agrate. Duomo de Milán

Durante los últimos siglos, en Roma las reliquias de San Bartolomé tuvieron varios cambios de lugar: en 1557 fueron llevadas a San Pedro debido a las inundaciones del Tíber y en el 1798 a Santa María in Trastevere para mantenerlas resguardadas de la ocupación francesa. Más tarde volverían a la iglesia dedicada al santo en la isla Tiberina3.

Pero la aventura de las reliquias de San Bartolomé es más complicada de lo que parece. De hecho, la ciudad de Benevento sostiene desde siempre que las reliquias del apóstol, o por lo menos una parte, están en Benevento, que de ahíí nunca se han movido. Según esta otra versión, a Otón III les fueron dadas otras reliquias, las de San Paulino, obispo de Nola, presentadas al soberano como las del apóstolo. Cuando el emperador se dio cuenta del engaño sitió la ciudad, pero al no conseguir su propósito, se volvió a Roma. San Bartolomé es el patrono de Benevento, ya desde el año en el que llegaron las reliquias a la ciudad, en el 838, y se festeja el 24 de agosto. Un argumento a favor de esta versión es que la presencia de las reliquias de San Paulino en Roma está históricamente probada por las diferentes reconocimientos. En 1919 fueron llevadas a Nola, donde todavía se encuentran.

– Busto de San Bartolomé en plata. Siglo XVIII. Basílica de San Bartolomé, Benevento

En Benevento se hicieron cuatro reconocimientos: en 1338, 1698 (en esta ocasión las reliquias estaban guardadas en 9 ampollas -ocho de las cuales custodiadas en la urna de pórfido y una expuesta a la veneración de los fieles-, en 1990 y en 2001.

En cualquier caso, ya desde el siglo XVIII, bajo el pontificado de Benedicto XIII, se precisa que en Benevento están los huesos (o sólo huesos) del santo y no el cuerpo. Llegados a este punto, no hablamos sólo de Roma o de Benevento, sino también de un largo elenco de lugares donde presuntamente estarían conservadas una o varias reliquias de San Bartolomé. Lípari tiene un brazo y algunos fragmentos de la piel de la cual Pisa robó una parte, que fue posteriormente expuesta en el Duomo. Una parte de un brazo en Carpineto de la Nora (Pescara). En Alemania hay reliquias de San Bartolomé en la catedral de Frankfurt, en el convento de Grafrath, cerca de Colonia y en el monasterio de Lune (Luneberg). En Inglaterra en la catedral de Canterbury. En Francia, en Bénévent-l’Abbaye, un monasterio fundado en 1028 en una localidad llamada Segundelas pero trasladado en 1030 al lugar actual, que se llamó así por la presencia de una reliquia de San Bartolomé traída de Benevento. Pero es muy probable que la lista no acabe aquí.

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1.- Historia Eclesiástica, V, 10,3

2.- Martirologio Romano, Vaticano 1964

3.- G. Sicari. Reliquie Insigni e “Corpi Santi” a Roma. Roma 1998

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