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Reliquiari fantastici: Il reliquiario di Montalto. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Esta maravilla de la orfebrería medieval está expuesta en el “Museo Sistino Vescovile” de Montalto (Ascoli Piceno, Italia). Pertenece a una serie de pocas obras realizadas hacia finales del siglo XIV en Francia, en oro y piedras preciosas. Su característica es que emplea una técnica conocida como ‘ronde bosse’ una manera particular de aplicar el esmalte, pero que solo se utilizó durante un corto período de unos 20-30 años debido a la dificultad de la técnica y a su alto coste. A esta tipología de obras pertenece también el famoso relicario de la Santa Espina, expuesto en el British Museum, y del que ya os he hablado en uno de mis artículos.

A causa del terremoto de octubre de 2016 la obra fue temporalmente trasladada al “Museo Nazionale del Bargello” y se aprovechó la ocasión para someterla a un proceso de restauración, realizado por el “Opifico delle Pietre Dure” de Florencia.

La obra se atribuye al orfebre parisino Jean du Vivier, que trabajó para la corona francesa bajo el reinado de Carlos V (1364-1380). Con el paso del tiempo la obra tuvo diferentes propietarios. Pasó de los duques de Borgoña a Ferdinando IV del Tirol, a Lionel de Este, marqués de Ferrara, y al cardenal de Venecia Barbo, futuro Pablo II (1464-1471), quien lo incluyó entre los bienes del tesoro Vaticano. Finalmente, el papa Sixto V (1585-1590), Felice Peretti, lo donó en 1586 a Montalto, su ciudad natal, situada en las Marcas.

Inicialmente no era un relicario, sino solo una tabla que representaba algunas escenas de la pasión y muerte de Cristo. El cardenal Barbo encargó las primeras modificaciones: se ensamblaron tres piezas preciosas para hacer de ellas un objeto único. Ordenó añadir un pie de oro polilobulado y un edículo superior en el que podemos admirar un precioso medallón de oro, esmaltes, gemas y perlas, en el que están engarzados un camafeo bizantino de sardónice con la imagen de Cristo y una placa de oro nielado con una inscripción que hace referencia al comitente. En los lados se ha añadido una decoración de hojas de acanto, y la parte posterior de oro, representa un candelabro con motivos floreales y diferentes animales. Se añadieron también cuatro escudos cardenalicios e inscripciones dedicatorias.

Posteriormente, el papa Sixto V mandó añadir, en la parte delantera, ocho pequeñas tecas para contener reliquias, y el rótulo “SIXTUS V PONT. MAX. MONTI ALTO PATRIAE CARISS. SACRAS RELIQUIAS PIETATIS SUE MONUMENTUM D.D. ANNO PONT II” (Sixto V Pontífice Máximo donó a Montalto su Patria queridísima estas sagradas reliquias, en señal de su afecto, en el segundo año de su pontificado), utilizando la parte posterior de una de las tres inscripciones del cardenal Pietro Barbo. Modificó también los escudos añadiendo sus propios emblemas: la estrella y tres montes.

Cuando el papa donó esta obra a su ciudad, fue acogida con gran júbilo por parte de los ciudadanos. El papa pidió que fuera puesta a buen recaudo y que fuera mostrada solo tres veces al año, en procesión, que luego quedó reducida a una sola vez, el tercer día de Pentecostés. La obra se salvó del saqueo de obras de artes que llevaron a cabo los franceses a partir de 1796. Hubo verdaderas algaradas ciudadanas para defender el relicario. Al final se llegó a un acuerdo: pagar, a cambio, 216 ‘piezas duras’, equivalentes a la fusión de dos candelabros en lingotes de plata.

El relicario está realizado en plata (fundida, repujada, grabada, pintada al temple y dorada por amalgama de mercurio); oro (en láminas, esmaltado en ‘ronde bosse’, en el que el esmalte se aplica sobre superficies redondas o tridimensionales en alto relieve); nielo, hierro, vidrios, 19 zafiros, rubíes, 59 perlas y camafeo de ágata sardónice. Sus medidas son: 66,5x43x23 y pesa 9,3 Kg.

En el panel central un Cristo muerto, cubierto de esmalte blanco, está sostenido por un ángel con grandes alas y túnica azul decorada con margaritas blancas estilizadas. Del Cristo son bien visibles los rasgos del rostro así como los del cuerpo, demacrado y consunto. La cruz que está detrás está cuajada de grandes piedras preciosas. A los dos lados, dos ángeles con blancas túnicas y arrodillados sobre un terreno verde esmeralda, presentan la lanza y la columna. En la parte inferior, Cristo es depuesto en el sepulcro, rodeado por apóstoles, formando una bonita escena policromada en blanco, azul y rojo. En la parte superior vemos a Dios Padre a medio busto, rodeado de una seto florido de perlas y por ángeles. A la izquierda una miniatura que representa la crucifixión (donde también se puede distinguir a la Virgen desmayada y en brazos de San Juan), y a la derecha la escena de la flagelación, están encerradas en dos medallones y sobre éstos dos ángeles en vuelo, vestidos de rojo con margaritas estilizadas, presentan el flagelo, los clavos y la corona de espinas. A los dos lados de la parte superior se muestran arrodillados dos ángeles, realizados en plata dorada pero con rostro y manos pintados. Enseñan rótulos en los que están grabadas las palabras ‘Passus sub Pontio’ y ‘Pilatus crucifixus’, fragmentos del ‘Credo’, en elegantes letras góticas, realizadas con la técnica ‘pointillé’, más claramente visible en las alas de los ángeles.

La parte posterior del relicario, en plata dorada, es plana y está decorada con motivos vegetales con ramas que se disponen a los lados del candelabro en cuyo zócalo están representados dos sátiros. Además, entre las ramas, dos pelícanos, y más abajo, dos gallos. Es visible la inscripción que el cardenal Pietro Barbo mandó poner “PETRUS HERUS MEUS EST VENETIS GENEROSUS ALUMNUS /BARBUS CARDO SACER TUUS VINCENTIA PRAESUL” (mi propietario es el cardenal Pietro Barbo, generoso hijo de los Vénetos y tu obispo sagrado, oh Vicenza)

Volviendo a la técnica ‘ronde bosse’, parece ser que nació en París alrededor de 1400 y es típica de algunos preciosos objetos. Entre éstos, el más significativo es el llamado “Goldenes Rössl” de Atlötting, dono de Isabel de Baviera a su marido, el rey Carlos VI de Francia. Aun no siendo objeto de este blog, no he resistido a la tentación de citarlo y de poner una foto. Merece la pena.