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Il morso del cavallo di Costantino                                                                       Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Costantino a cavallo

Según la tradición, cuando Santa Elena halló la Vera Cruz de Cristo, encontró también los clavos de la crucifixión y el Titulus Crucis. Las noticias sobre la cantidad de clavos encontrados que atravesaron los carpos (y no las manos) y los pies de Cristo son contradictorias: alguno estudiosos creen que los clavos fueron cuatro y otros que fueron tres.

cristo alonso canoEsta última hipótesis es más reciente. De hecho, sólo a partir del siglo XIII en la iconografía italiana vemos los pies de Cristo atravesados por un solo clavo, mientras que en otras partes de Europa, la hipótesis de los cuatro clavos permaneció durante más tiempo. Véase, por ejemplo, el Cristo de Velázquez (siglo XVII).

Gregorio de Tours (siglo VI) nos dice que la emperatriz Elena, en la travesía de Jerusalén a Roma, para calmar una peligrosa tempestad arrojó uno de los clavos al mar, o tal vez sólo lo sumergió, obteniendo el resultado deseado. Seguidamente, según Sócrates Escolástico y Sozomeno (siglo V), Elena mandó engastar uno de estos clavos, o una parte, en el bocado del caballo de su hijo Constantino y en el yelmo (o en la corona) para su protección. Y es precisamente del bocado del caballo de Constantino que vamos a hablar ahora.

El Santo Clavo de Milán, llamado también ‘Sacro Morso’ (bocado sagrado), es una especie Santo chiodode bocado de unos 30 centímetros y que pesa unos 700 gramos. En una de las extremidades tiene una anilla enganchada a otra mayor. Está formado por otros dos elementos: un hierro en forma de ‘U’ con dos anillas en los extremos y una especie de alambre grueso enroscado. A simple ojo puede verse con cierta dificultad, porque se encuentra suspendido a 42 metros de altura por encima del altar mayor del Duomo de Milán encerrado dentro de una gran cruz, aunque una luz roja perennemente encendida nos indica su lugar exacto.

¿Cómo llegó a Milán? La tradición sitúa la llegada de esta reliquia en el siglo IV, siendo un don del emperador Teodosio a San Ambrosio, entonces obispo de esta ciudad. No olvidemos que Milán, a finales del siglo IV era la capital administrativa del Imperio Romano de Occidente. Pero hay otras luce santo chiodo 2teorías que sitúan la llegada a Milán de esta reliquia entre los siglos VI y XIII, y aun siendo distintas entre sí, todas están de acuerdo en afirmar que se hallaba en Constantinopla por lo menos hasta el siglo VI.

Durante varios siglos no hubo más noticias acerca del santo clavo, hasta que en el siglo XIV, en un texto de 1389 que recoge los actos de la iglesia de la antigua catedral de Milán, Santa Tecla, se afirma que la reliquia se conservaba en ese lugar desde tiempo inmemorial, donde recibía la veneración de muchos feligreses.

A raíz de la demolición de la vieja basílica, la reliquia fue trasladada al Duomo en 1461. Pero es difícil determinar si la reliquia ahora custodiada en el Duomo y venerada como el ‘Santo Clavo’ es la misma de la que hablaba San Ambrosio en su discurso pronunciado en el funeral del emperador Teodosio en en año 395. Además, el hecho se complica aún más porque éste no es el unico ‘Sacro Morso’ existente. Pero de ese otro hablaremos más adelante. Mientras tanto nos quedaremos en Milán un poquito más.

Processione carlo BorromeoSan Carlos Borromeo (1538-1584), obispo de Milán, tenía una particular devoción a esta reliquia. En ocasión de la peste de 1576-77 mandó descolgar por primera vez la cruz que custodia el Santo Clavo para llevarla en procesión, con los pies descalzos y en acto Nivola 2penitencial, con el fin de propiciar el fin de la epidemia.

A principios de 1600 para facilitar el acceso al Santo Clavo se construyó un sorprendente artilugio llamado ‘Nívola’. Se trata de una especie de montacargas en forma de nube, ricamente decorado y pintado con imágenes de ángeles, coronado por un baldaquino rojo. La ‘Nívola’ está iluminada, en ambos lados, por velas sostenidas por dos ángeles. Un complicado sistema de poleas y cuerdas que debía ser maniobrado por doce personas en cada lado hacía lentamente subir y bajar este extraño ascensor, permitiendo a tres canónigos descolgar la cruz que contiene la reliquia, bajarla para exponerla a la devoción de los feligreses y volver a llevarla a su sitio.

Nivola 1Esta curiosa máquina se hizo inmediatamente muy popular y se llegó incluso a decir que había sido diseñada por Leonardo da Vinci, aunque la hipótesis más probable es que fue construida gracias a un proyecto de Cerani.

Esta ceremonia aún hoy se sigue celebrando, ya no el 3 de mayo sino el 14 de septiembre, fiesta de la exaltación de la Santa Cruz. Es el arzobispo de Milán quien sube a la ‘Nívola’ y preside la ceremonia, aunque hoy el artilugio ya no es accionado manualmente sino por un àrgano electromecánico.

Y ahora nos desplazamos a Francia. En Carpentras, cerca de Aviñón, desde el siglo XIII se venera ‘Le saint mors’, custodiado en el tesoro de la catedral de Saint Siffrein. Saint SiffreinSegún una teoría, esta reliquia se encontraba en Milán cuando fue llevada a Constantinopla por el papa Virgilio (537-555) para donarla al emperador Justiniano. La reliquia permaneció en esta ciudad hasta el fin de la cuarta cruzada, en 1204. En esta vergonzosa cruzada Constantinopla fue expoliada en un gran baño de sangre y la reliquia fue llevada a Roma. Cuando en 1309 Clemente V fijó la nueva sede papal en Aviñón, se la llevó consigo. La reliquia fue inmediatamente custodiada en Carpentras, al reparo de todos los sucesivos tumultos provocados por el cisma. Seguidamente Nicolás V (1447-1455), primer para romano elegido después de la reconciliación, la declaró auténtica.

Sin embargo hay otras fuentes que afirman Blasone Carpentrasque llegó a Carpentras después de la cuarta cruzada. Entre los documentos del obispado de Carpentras, existe un diploma del año 1226 con un sello de plomo con la efigie del clavo. Y más adalante, entre 1309 y 1379, se encuentra documentado entre los bienes del papado aviñonés.

saint_morsEl clavo de Carpentras es completamente diferente del de Milán. Es un tipo de bocado parecido al que utilizaban los romanos. La parte interna tiene 17 centímetros de largo y está formada por dos piezas enganchadas. Su peso total es de 350 gramos. El clavo es el símbolo de la ciudad y está presente en Saint morstodos las insignias. En 1720 Provenza fue azotada por una epidemia de peste que milagrosamente no contagió Carpentras. Este milagro fue atribuido al hecho que esta ciudad estaba protegida por el sacro bocado allí custodiado.

 

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