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Reliquiosamente

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Archivi tag: reliquias

La columna de Simeón Estilita

27 sabato Set 2025

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español, Curiosità, Storia

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Tag

Concilio de Calcedonia, Deir Sim’an, Estilitas, eulogias, Monofisismo, Qal'at Sim'an, reliquias, Simeón Estilita, Telanisso, Teodoreto de Ciro, Zenón

La colonna di Simeone Stilita. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

– Resto de la columna de Simeón Estilita. Complejo monumental de Qal’at Sim’an (Siria)

A unos 30 km de Alepo, Siria, en un lugar antiguamente llamado Telanisso y hoy conocido como Deir Sim’an (Monasterio de Simeón) o también Qal’at Sim’an (Fortaleza de Simeón), se encuentran las ruinas de un gran complejo monástico paleocristiano que en 2001 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata de la iglesia de San Simeón Estilita el Viejo (para distinguirlo de San Simeón el Joven). En el centro del complejo se halla una gran piedra blanca de unos dos metros que en realidad es lo que queda de una gran columna, la columna sobre la cual vivió San Simeón los últimos 37 años de su vida. Por este motivo recibió el apelativo de Estilita (del griego stylos, columna) y dio inicio a un tipo particular de ascetismo denominado precisamente estilismo, llamándose estilitas a quienes lo practicaban.

Pero ¿quién era Simeón Estilita?

Gracias a los escritos de Teodoreto1, obispo de Ciro, compatriota y contemporáneo de Simeón, sabemos que Simeón nació en Cilicia hacia el año 390, en el seno de una familia de pastores. Ya de joven sintió el deseo de llevar una vida religiosa y entró en un convento, donde durante 10 años vivió en oración y mortificación, comiendo solo una vez por semana, lo cual sorprendía a los demás monjes. Cuando llegó al extremo de ceñirse un cilicio de hojas de palma que le llenó el cuerpo de llagas, negándose a recibir cuidados, fue animado a abandonar aquella comunidad para evitar que otros monjes lo imitaran.

Después, Simeón se instaló en una cabaña en la ladera de un monte, donde permaneció encerrado tres años, alimentándose solo de pan y agua que le dejaban en la puerta, pasando las Cuaresmas enteras sin comer. Posteriormente, se aisló en esa misma montaña, atado a una piedra para no alejarse más de 20 metros. Su fama crecía y la gente acudía a él para pedir consejo o curaciones. Era especialmente conocido por ayudar en problemas de esterilidad, que le comunicaban por escrito o mediante terceros, pues no permitía que se le acercaran mujeres, ni siquiera su madre. Poco a poco fue considerado santo, no solo por los milagros que se le atribuían, sino también por su resistencia sobrehumana a las inclemencias del tiempo y a todo tipo de fatiga. Oraba de pie, con los brazos abiertos en forma de cruz, y solía inclinarse desde la frente hasta los pies más de mil veces seguidas.

En cuanto a los milagros, además de curaciones, se decía que dominaba fenómenos naturales (sequías, tormentas…) o incluso resolvía problemas sociales. Como la multitud no cesaba de crecer, Simeón hizo construir una plataforma con barandilla sobre una columna de unos cuatro metros hallada en las cercanías, y allí se trasladó. Cuanto más aumentaba la gente, más alta se hacía la columna, hasta alcanzar unos 16 metros. Quienes querían hablar con él debían subir por una escalera. Era alimentado por quienes le llevaban agua o dátiles.

La fama de Simeón se difundió por todo el Imperio bizantino y fue visitado por muchos personajes ilustres, incluso el emperador Teodosio II y su esposa Aelia Eudocia. También el emperador León I tuvo muy en cuenta el contenido de una de sus cartas. Llegó incluso a mantener una suerte de correspondencia con Genoveva de París2, a través de peregrinos que lo visitaban y que llevaron su fama a muchas partes de Europa, donde su imagen y la de su sucesor, Simeón el Joven, aparecían hasta en pequeñas ampollas procedentes de Oriente, llamadas ‘eulogias’, que contenían aceite bendito o polvo de lugares santos.

Simeón murió en 459, a los 70 años aproximadamente. Sus restos fueron disputados entre Antioquía y Constantinopla; finalmente, la mayor parte quedó en Antioquía, aunque algunas reliquias llegaron a Constantinopla y otras circularon por el Mediterráneo.

Este modelo de ascetismo, nacido y desarrollado en Siria, se extendió al resto de la Iglesia cristiana oriental y sobrevivió incluso después del gran cisma entre Oriente y Occidente, y en Rusia permaneció hasta el siglo XV. Los estilitas solían levantar sus columnas cerca de poblados y caminos comerciales; predicaban, daban consejo a los viajeros y guiaban a la gente en la oración. Teodoreto los llamó “candelabros de la fe”.

– Complejo monástico de Qal’at Sim’an. La columna está en la parte central que une las cuatro basílicas y que estaba coronada por una cúpula octogonal
– Complejo monástico de Qal’at Sim’an. Al fondo se entrevé el ábside de una de las basíliicas
Complejo monástico de Qal’at Sim’an. Fachada principal de la basílica

Pero no era el único modelo: las manifestaciones ascéticas de esta zona tomaron diversas formas, fruto de una auténtica explosión monástica entre los siglos IV y VI, con miles de comunidades e innumerables iniciativas individuales, como la de Simeón, que no seguían regla común alguna. Existían también los dendritas (que vivían en la copa de los árboles), los que se encerraban en cuevas o torres, los que permanecían siempre de pie en el mismo lugar, los que se cubrían con cadenas, o quienes simplemente vivían de modo salvaje, rechazando la comida cocida, la carne, las ropas y hasta el aseo.

En aquella época, dentro del cristianismo primitivo existían diversas doctrinas sobre la naturaleza de Cristo que no coincidían con la postura oficial (la unión en Cristo de las dos naturalezas, humana y divina) y que por ello fueron consideradas herejías. Las principales eran el nestorianismo3, el arianismo4 y el monofisismo5. A este último pertenecían los cristianos de Siria.

Y aquí volvemos a la columna: como se decía, se encuentra en el centro de un gran complejo mandado construir por el emperador bizantino Zenón y terminado en el año 490, como intento de apaciguar los ánimos exaltados por la disputa sobre el monofisismo, avivada tras el Concilio de Calcedonia. Cuatro edificios dispuestos en forma de cruz, orientados a los cuatro puntos cardinales, se unían en el centro mediante una cúpula octogonal que cubría la columna. Eran cuatro basílicas, una de ellas con tres ábsides semicirculares al final de sus naves, que en parte todavía se conservan. Junto a la basílica se construyó un gran convento, conectado a la iglesia por un claustro. En torno al siglo X el santuario fue fortificado para defenderlo de los musulmanes, pero en 1164 la zona cayó en manos de los selyúcidas.

Desde la muerte de Simeón, la columna se convirtió en meta de peregrinaciones, y con la construcción de la iglesia, estas aumentaron, favorecidas además por el emperador Zenón, convirtiéndose el lugar en un gran centro de culto.

La declaración de este monumento como Patrimonio de la Humanidad no fue suficiente para protegerlo de la guerra que ha devastado Siria. En esta zona han combatido kurdos, turcos y aviones rusos.

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1.- Teodoreto de Ciro, Historia Religiosa, cap. XXVI, ca. 440. Otras fuentes: una vida del santo escrita en siríaco por los monjes del monasterio surgido cerca de la columna; la vida escrita en griego por el monje Antonio, que se autodefinía discípulo del santo, aunque su identidad no está clara; un breve capítulo de la Historia Eclesiástica de Evagrio Póntico de finales del siglo VI.

2.- Genoveva, posteriormente santa, Sainte Geneviève de Paris, patrona de esta ciudad.

3.- Toma su nombre del patriarca de Constantinopla Nestorio. Doctrina que defendía que las dos naturalezas de Cristo, divina y humana, son completamente independientes entre sí. También se la llama difisismo. Fue condenada por el Concilio de Éfeso (431).

4.- Toma su nombre del monje y teólogo alejandrino Arrio. El arrianismo era la doctrina que negaba la naturaleza divina de Cristo. Solo el Padre podía considerarse verdaderamente Dios. Fue condenada por el Concilio de Nicea del 325, en el que participó el emperador Constantino el Grande.

5.- Monofisismo. Doctrina según la cual Cristo posee únicamente la naturaleza divina. Fue creada y promovida por Cirilo, patriarca de Alejandría. Esta doctrina fue muy combatida por el Concilio de Calcedonia del 451 y condenada por el Segundo Concilio de Constantinopla del 553. El monofisismo existe todavía entre los cristianos coptos de Egipto y en la Iglesia Armenia.

San Luis de los Franceses: ¡más allá del desmembramiento!

23 mercoledì Lug 2025

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español, Reliquie, Storia

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Acropolium, Cardinal Lavigerie, Carlos de Anjou, Catedral de Monreale, Luis IX de Francia, Margarita de Provenza, Mos Teutonicus, Museo Nacional de Cartago, Octava Cruzada, Padres Blancos, reliquias, Saint Denis, Sainte Chapelle, San Luis de los Franceses, Séptima Cruzada

San Luigi dei Francesi: altro che smembramento!!  Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Luis IX (1214-1270) fue un rey muy religioso, probablemente el más piadoso y devoto de todos los reyes de Francia. Es conocido, entre otras cosas, por haberse llevado a casa la Corona de Espinas y otras preciadas reliquias, y por haber mandado construir un templo digno para conservarlas: la Sainte-Chapelle, una obra sublime del arte gótico1.

Pero también fue protagonista de la Séptima y la Octava Cruzada. La Séptima Cruzada fue el resultado de una promesa que hizo el rey si sanaba de una grave enfermedad que sufrió en 1244, ya que justo ese año Jerusalén volvió a caer. Partió en 1248, llegando por mar a Egipto. Sin embargo, en 1250 fue hecho prisionero por los musulmanes, quienes lo retuvieron durante un mes, y fue liberado gracias a que su esposa, la reina Margarita de Provenza, pagó un alto rescate. Tuvo que regresar a casa sin haber logrado los objetivos esperados. No satisfecho, algunos años después lo intentó de nuevo: en 1269 partió para la Octava Cruzada. Esta vez decidió cambiar de estrategia: aconsejado también por su hermano Carlos de Anjou, en ese momento rey de Nápoles y Sicilia, desembarcarían en Túnez, donde reunirían las tropas y fondos necesarios para luego dirigirse a Egipto de manera más segura. Lo que no sabían era que en Túnez había una epidemia de disentería, y el mismo rey Luis IX fue contagiado, muriendo en pocos días. Fue en Cartago, el 25 de agosto de 1270.

– San Luis en su lecho de muerte. Les Chroniques de France ou de Saint-Denis, entre 1332 y 1350. Mahiet, Maître du Missel de Cambrai – Royal 16 G VI – f. 444v. British Library

Ahora el problema era cómo repatriar el cuerpo del rey, que por tradición debía ser sepultado en la iglesia de Saint-Denis en París, lugar destinado al descanso eterno de los reyes de Francia, como también era la voluntad de su hijo y sucesor, Felipe III el Atrevido. No era un problema menor, teniendo en cuenta que el viaje era larguísimo. Carlos de Anjou, por su parte, deseaba que fuera sepultado en la catedral de Monreale, en Sicilia (además muy cerca de Túnez), y así aumentaría su prestigio, al poder presumir de tener un santo más en su reino, que además era de su misma sangre. Y sí, todos desde hacía tiempo daban por hecho que Luis IX sería santificado.

 – Capilla dedicada a San Luis, erigida sobre la colina de Byrsa, Cartago, donde murió el rey. Fue demolida en 1950

Vista la diferencia de opiniones y las dificultades materiales para transportar el cuerpo tal cual, llegaron a un acuerdo de compromiso: para Francia, los huesos; para Monreale, las vísceras y la carne. En cuanto al corazón, hablaremos de él más adelante. Entonces tuvieron que recurrir al ‘Mos Teutonicus’, literalmente la “Costumbre Germánica”, que se utilizaba en Europa en la Edad Media justamente para transportar higiénicamente los cuerpos de personas de alto rango que morían lejos de su patria, mientras que los ingleses y franceses preferían la embalsamación. El proceso consistía en desmembrar el cuerpo, separar las vísceras y el corazón, y hervir los pedazos en agua y vino durante varias horas hasta que la carne se separara fácilmente de los huesos. Tanto la carne como los órganos internos podían ser enterrados de inmediato o conservados en sal, como la carne animal, si también se deseaba transportarlos2.

 – Ex catedral de Cartago, Túnez, ahora centro cultural, conocida con il nombre de Acropolium

Así que los huesos de nuestro devoto rey, bien limpios y relucientes, comenzaron el viaje hacia París, escoltados por una gran comitiva real. El 14 de noviembre de 1270 desembarcaron en Trapani para continuar el largo viaje que, atravesando el estrecho de Messina, debía recorrer toda Italia y parte de Francia. El cortejo fúnebre llegó a París el 21 de mayo de 1271. Los restos de Luis IX fueron expuestos en la catedral de Notre Dame y el 23 de mayo de 1271 se celebró el funeral en Saint-Denis.

 – Estatua del rey Luis IX. Museo Nacional de Cartago (Túnez)

Si ya antes de morir era ‘vox populi’ que el soberano sería canonizado, los milagros ocurridos durante el largo viaje de regreso a Francia no hicieron más que reforzar la idea generalizada de que realmente era un santo. De hecho, estos milagros comenzaron ya con la llegada de los restos a Sicilia —de los cuales la Santa Sede reconoció dos—, luego ocurrieron otros tres en el norte de Italia, y empezaron a multiplicarse en Saint-Denis. Pero a pesar de las fuertes presiones ejercidas tanto por la corona francesa como por diversas órdenes religiosas y el pueblo, la tan esperada canonización tardó 27 años, y fue anunciada solemnemente por Bonifacio VIII el 4 de agosto de 1297, y sancionada definitivamente el 25 de agosto, aniversario de su muerte. Un año después, el 25 de agosto de 1298, en Saint-Denis, en una ceremonia presidida por el rey Felipe IV (Felipe el Hermoso, hijo de Felipe III), los huesos del santo fueron depositados en un cofre relicario y colocados detrás del altar.

– Cenotafio del rey Luis IX. Museo Nacional de Cartago, Túnez

En la Edad Media, las reliquias eran consideradas grandes tesoros y muy a menudo se utilizaban como obsequios e incluso para sellar alianzas. Felipe el Hermoso envió muchas reliquias de su abuelo, grandes o pequeñas, a varias iglesias de Francia, sobre todo a la Sainte-Chapelle, donde en 1305 envió casi todo lo que quedaba de ellas, incluido el cráneo (importantísimo), a pesar de la oposición de los monjes de Saint-Denis, que no pudieron hacer nada frente a la imposición del papa, que avalaba la decisión del rey. Los monjes tuvieron que conformarse con los dientes y la mandíbula, y para dar un poco más de importancia a las reliquias que les quedaban, mandaron construir un hermoso relicario que fue inaugurado solemnemente en 1307. Con el paso de los años, muchas partes de los huesos fueron donadas en pequeños fragmentos, también por reyes posteriores, a diversos monarcas europeos —como por ejemplo a Carlos IV (gran coleccionista de reliquias3)— o a monasterios de diferentes congregaciones religiosas. Así continuó hasta la Revolución Francesa, y las pocas reliquias que quedaban fueron dispersadas o destruidas. Solo se salvaron las que se conservaban en Saint-Denis y, naturalmente, las de Monreale.

– Altar dedicado a Luis IX, donde fueron depositadas las vísceras del rey. Catedral de Monreale, transepto izquierdo

En cuanto al corazón, hubo quienes sostenían que había sido llevado a París junto con los huesos y luego a Notre Dame junto con el cráneo; otros, en cambio, creían que había permanecido en la catedral de Monreale junto con las vísceras, en el altar dedicado al santo, situado en el transepto izquierdo. Luego, en 1803, se encontró en la Sainte-Chapelle una caja de plomo que contenía otra caja, en forma de corazón, con un corazón humano envuelto en una tela de lino, que fue atribuido inmediatamente al santo. Sin embargo, el hallazgo no fue hecho público. Se mandó hacer otra caja de estaño y el corazón fue devuelto al lugar donde se había encontrado, ya que la situación política aún no era “favorable”. Algunas décadas después, en 1843, durante unos trabajos, la caja fue hallada de nuevo. Esta vez se realizaron investigaciones minuciosas, pero se demostró que el corazón encontrado no podía atribuirse al rey.

– Relicario que contenía las vísceras del rey Luis IX. Tesoro de la catedral de San Vicente de Paúl y Santa Oliva, Túnez. el relicario, alto 2,20 m., es de bronce dorado. Los dos ángeles sostienen una miniatura de la Sainte Chapelle, que custodiaba las reliquias del rey.

Las vísceras (y por tanto también el corazón), como se mencionó antes, fueron llevadas a Monreale por Carlos de Anjou y permanecieron allí hasta 1860, cuando Garibaldi y sus Mil desembarcaron en Sicilia y expulsaron al último rey Borbón, Francisco II de las Dos Sicilias. Este se llevó consigo las preciosas vísceras durante su exilio por Europa: Roma, Múnich, Bélgica, Francia, Austria… Murió en el Tirol austriaco en 1894. Sin embargo, dejó las reliquias al cardenal Lavigerie, fundador de los Padres Blancos, con el deseo de que fueran llevadas a su catedral de Cartago, de modo que regresaran al lugar desde donde el rey partió hacia su última morada. Las vísceras del rey, a las que el cardenal añadió una pequeña parte del cráneo, fueron colocadas en un magnífico relicario realizado por un orfebre de Lyon y llevadas de nuevo a Túnez por el mismo Lavigerie.

– Relicario que contiene las vísceras y un fragmento del craneo del rey Luia IX. Catedral de Versailles

Esta catedral, dedicada a San Luis y construida entre 1884 y 1890, desde 1964 ya no está destinada al culto y actualmente se utiliza como sala para conciertos y otras actividades culturales; también es conocida con el nombre de Acropolium. No lejos de la catedral ya existía una capilla dedicada al rey santo, construida en 1845 en la colina de Byrsa, en el lugar donde murió. La capilla fue edificada con el propósito de celebrar la memoria del rey cada 25 de agosto, fecha de su muerte, y también como lugar de oración para los marineros franceses. La capilla fue definitivamente cerrada en 1943 y demolida en 1950. Pero el recuerdo de este rey está siempre muy presente en Túnez. De hecho, en el jardín del Museo Nacional de Cartago, que se encuentra junto a la catedral, en el lugar que anteriormente ocupaba el seminario de los Padres Blancos, se puede ver el cenotafio de San Luis y también una estatua dedicada a él.

 – Catedral de Monreale. Altar de plata de Luigi Valadier (1771). San Luis IX es el primero de la izquierda, seguido por San Castrense, San Pablo, San Pedro, San Benito de Nursia y Santa Rosalía.

En 1964, las reliquias del rey fueron llevadas a la iglesia de Santa Juana de Arco de Túnez, donde permanecieron hasta 1985, año en el que el arzobispo de la ciudad las donó al obispo de Saint-Denis, quien las depositó en el oratorio episcopal. En 1999, las reliquias realizaron otro viaje: fueron llevadas a Saint Louis, Misuri, para ser expuestas a la veneración de los fieles estadounidenses. En 2011 fueron trasladadas a la catedral de Saint Louis de Versalles, parroquia originaria del rey, donde se encuentran actualmente.

El valioso relicario, que quedó vacío en Túnez desde 1996, está expuesto en el tesoro de la catedral de San Vicente de Paúl y Santa Oliva, la actual catedral católica de Túnez.

En la catedral de Monreale, el recuerdo del rey santo está siempre presente, no solo con el ya mencionado altar del transepto izquierdo a él dedicado y con una de las estatuas del altar mayor que representa a este rey, sino también porque cada 25 de agosto se celebran actos en sufragio de San Luis IX, Rey de Francia, en conmemoración de su muerte.

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1. Invito a la lectura del artículo “La corona de Espinas y la Sainte Chapelle”

2. El Mos teutonicus fue abolido por el papa Bonifacio VIII en 1300 mediante su bula De sepulturis

3. Invito a la lectura del artículo ‘Los soberanos coleccionistas de reliquias’

4. Según el sitio oficial de la Catedral de Monreale, las reliquias del rey (las vísceras y el corazón) se encontrarían en una caja-relicario dentro del altar de la capilla que le está dedicada.

Para saber más:

–  J. Le Goff, “Nous irons à Jérusalem!” Saint Louis sur son lit de mort à Tunis, 1270 , en : P. Gueniffey, Les derniers jours des rois, Perrin, Paris 2014

–   V. Lucherini, Smembrare il corpo del re e moltiplicare le reliquie del santo: il caso di Luigi IX di Francia, en: CONVIVIUM. – ISSN 2336-3452. – I:1(2014), pp. 88-101.

Relicarios fantásticos: la Estauroteca Bessarione

24 sabato Mag 2025

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español, reliquiari

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Cardenal Bessarione, Estauroteca Bessarione, Gallerie dell’Accademia, Gregorio III Mammas, Irene Paleóloga, Juan VIII Paleólogo, Opificio delle Pietre Dure, Relicarios, reliquias, Scuola Grande di Santa Maria della Carità, Venecia

Reliquiari fantastici: la Stauroteca Bessarione     Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Se trata de un magnífico relicario/santuario bizantino1 datado en torno a los siglos XIII-XIV, con añadidos del siglo XV, muy probablemente encargado por la princesa bizantina Irene Paleóloga, o al menos el crucifijo que alberga en su interior, siendo el resto posterior. De hecho, encontramos el nombre de esta princesa grabado a lo largo del borde de dicho crucifijo, con la indicación de que esta princesa lo hizo adornar en plata2. Fue donado hacia 1430 por el emperador Juan VIII Paleólogo (1425-1448) a su confesor Gregorio III Mammas, futuro patriarca de Constantinopla (1443-50), quien, junto con el cardenal Bessarione (patriarca de Constantinopla de los Latinos y legado pontificio en Venecia), abogaba por la unión de la Iglesia ortodoxa con la católica.

– Estauroteca Bessarione, Anverso. Parte interior al descubierto. Sobre un fondo de esmalte negro decorado con rosetas de oro la cruz está rodeada por 4 pequeñas tecas que contienen las reliquias, protegidas por pequeñas placas de cristal, las imágenes de los emperadores Constantino y Elena, pintadas sobre vidrio y, en la parte superior, dos pequeños medios bustos de los arcángeles Miguel y Gabriel, en oro.

Gregorio fue depuesto por los antiunionistas en 1450 y huyó a Roma. En su lecho de muerte (1459) dejó el relicario al cardenal Bessarione. Éste, a su vez, lo donó a la “Scuola Grande di Santa Maria della Carità” de Venecia, que, sin embargo, sólo lo recibiría tras su muerte. Bessarione ya había sido recibido en Venecia por el Dogo y el Senado en 1463 en una ceremonia en la que fue nombrado hermano de honor de la “Scuola Grande della Città” en sustitución del recientemente fallecido cardenal Prospero Colonna. Así pues, la donación fue un gesto de reconocimiento hacia esta institución. El cardenal Bessarione ya había visitado “La Serenissima” en 1438 en el séquito del emperador bizantino Juan VIII. El relicario llegó a la “Scuola di Venezia” en 1472, a la muerte del cardenal, tal y como éste había dispuesto.

– Cruz: anverso y reverso

Con la invasión napoleónica, la Escuela fue suprimida en 1806 y el objeto llegó a Viena en 1821 a través del mercado de antigüedades y formó parte de las colecciones imperiales del emperador Francisco I de Austria, primero en el palacio de Hofburg de Viena y más tarde en el castillo de Ambras de Innsbruck. En 1896, el relicario fue trasladado de nuevo a Viena, al Kunsthistorisches Museum, donde permaneció hasta 1921, cuando fue devuelto a Italia a raíz de los acuerdos de 1919 sobre la restitución de obras de arte tras la caída del Imperio austrohúngaro y el final de la Primera Guerra Mundial. Volvió a la” Scuola della Carità”, entretanto rebautizada “Gallerie dell’Accademia”.

Se trata de un típico relicario bizantino con cruz extraíble3, cuya tabla central mide 47 x 32 x 4,5 cm (con la vara: 109 x40 x 19).

– Estauroteca Bessarione. Parte frontal, cerrada por un panel corredizo sobre el cual está pintada una escena de la crucifixión de Cristo, con la parte superior cubierta por una lámina de plata dorada. En tres lados está rodeada por un marco en el que se representan siete escenas de la pasión de Cristo.

La «caja» que contiene la cruz es de madera decorada con esmalte, oro, pan de plata dorada y bronce, perlas y piedras preciosas. También contiene cuatro pequeñas cajas relicario selladas con cristal de roca que albergan sendas reliquias, a saber, dos fragmentos de la Vera Cruz y dos de la Sagrada Túnica, que se disponen alrededor de la cruz, dispuestas en un espacio ad hoc. Este «contenedor» puede abrirse y cerrarse mediante un panel corredizo, en forma de «persiana».

Pero veamos los detalles.

En el anverso, el panel corredizo está rodeado por tres lados por un marco fijo, en el que están pintadas siete escenas de la Pasión de Cristo, separadas por bandas de gemas y filigranas. El panel central móvil representa una escena pintada de la crucifixión, adornada en la parte superior con una lámina de plata dorada y una hilera de gemas.

– Estauroteca Bessarione. Una de las tecas con dentro un fragmento de la Vera Cruz (izquierda) y una plaquita con el medio busto de un arcánagel (derecha)

La cruz extraíble de tres travesaños es de madera recubierta de filigranas de plata dorada y pequeños discos de esmalte verde que contienen símbolos o letras del alfabeto griego. En el anverso presenta un crucifijo en altorrelieve y en el reverso se repite la decoración en filigrana y discos esmaltados. El panel central interior que alberga la cruz está formado, además de por los cuatro pequeños relicarios antes mencionadas, por dos placas doradas con los medios bustos de los arcángeles Miguel y Gabriel, en la parte superior, y las figuras de Constantino y Elena, a ambos lados de la cruz, pintadas sobre vidrio. El conjunto está enmarcado por una decoración de flores tipo margaritas o rosetas que destacan sobre un fondo de esmalte negro. 

– Estauroteca Bessarione. Imágenes de los emperadores Constantino y Elena pintadas sobre vidrio

La parte posterior del relicario está recubierta de una lámina de plata con una placa conmemorativa de la donación a la “Scuola Grande di Santa Maria della Carità” por parte del cardenal Bessarione.

Bessario · Episcopvs · Sabin[ensis] · Car[dinalis] · Nicaenvs · Patriarcha · Constantinopolitanvs · Beatae · Virgini · Mariae · Scholae · Caritatis . Venetiis.

– Estauroteca Bessarione. Parte posterior con la placa que recuerda la donación por parte del Cardenal Bessarione

La vara de plata y el pedestal sobre el que descansa son un añadido encargado por el propio cardenal Bessarione y, por tanto, realizado antes de que el objeto llegara a Venecia, para que el relicario pudiera adaptarse también al uso procesional. El entronque del asta al relicario se hizo con un soporte de hojas y volutas también de plata dorada, asegurado por un marco/armadura de plata.

En 2010 fue sometido a una cuidadosa restauración por parte del “Opificio delle Pietre Dure” que duró unos tres años y en 2013 fue devuelto a las “Gallerie dell’Accademia” de Venecia, donde puede admirarse actualmente.

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1.- Del griego stauròs (cruz) e theke (armario). Relicario que contiene uno o varios fragmentos de la Vera Cruz.

2.- Irene Paleóloga era hija de Demetrio Paleólogo, a su vez hermano de Michel IX (1294-1320), co-emperador con su padre Andrónico II el Paleólogo (1282 y 1328). La inscripción reza: “Eirene Palaiologina, hija del hermano del emperador, decora con plata la imagen mundialmente venerada de la cruz, para la salvación y el perdón de los pecados”.

3.- Compara este relicario con la Estauroteca de Limburg

Tras las huellas de los apóstoles: las reliquias de Simón y Judas Tadeo

24 giovedì Apr 2025

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español, Reliquie

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Catedral de Pienza, Judas Tadeo, reliquias, Simón el Zelote, Suanir

Sulle orme degli apostoli: le reliquie di Simone e Giuda Taddeo   Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

La Iglesia los celebra juntos el 28 de octubre, y quizás sean dos de los apóstoles menos conocidos. Según la tradición, eran hijos de Alfeo1 y de María de Cleofás, por lo que no sólo eran hermanos, junto con Santiago el Menor, sino también primos de Jesús.

Simón era llamado también el Zelote o el Cananeo, para distinguirlo de Pedro. Ambos epítetos derivan de la misma palabra, del arameo qen’ana, que significa “el entusiasta” o, posiblemente, “el zelote”. Algunos creen que este nombre hace referencia a su carácter, mientras que otros piensan que perteneció a la secta de los Zelotes, que luchaban contra Roma, aunque esto no está confirmado por las fuentes.

Toda la información sobre este apóstol es extremadamente controvertida e incierta. Se dice que sucedió a Santiago el Menor como obispo de Jerusalén del año 62 al 107, cuando sufrió el martirio bajo el emperador Trajano en Pella, a la increíble edad de 120 años (!!), donde se había refugiado para escapar de la Segunda Guerra Judaica. Según el Martirologio Romano y la Leyenda Dorada, predicó en Egipto, Mesopotamia y luego en Persia junto con San Judas Tadeo, donde ambos sufrieron el martirio en Suanir (aunque en este caso, en el año 70). Según otras fuentes, el lugar del martirio habría sido Armenia o el Cáucaso oriental. Fue crucificado, pero en la iconografía suele representarse con una sierra, ya que, según otras tradiciones, éste habría sido el instrumento de su martirio: lo habrían aserrado por la mitad.

– Simón – Francesco Moratti 1710 aprox. – Basílica de San Juan de Latrán, Roma

Excepto su cabeza, que se encuentra en la catedral de Pienza (Toscana), y algunas otras reliquias en diversas iglesias, el resto de sus restos, junto con los de Judas Tadeo, se encuentran desde 1605 en la Basílica Vaticana, en el transepto izquierdo, bajo el altar que desde 1963 está dedicado a San José.

Anteriormente, los restos de ambos apóstoles estaban en Venecia, en la basílica que les fue dedicada. Según la tradición, en 1438, un fraile franciscano de Lanciano (Chieti, Italia) viajó a Venecia para venerar las reliquias de los dos santos y aprovechó la oportunidad para llevarse consigo parte de ellas: la cabeza y un antebrazo de Simón y una tibia de Judas. Cuando el robo fue descubierto, el Dogo de Venecia exigió su devolución al obispo de Chieti, quien se negó. Se intentó recuperarlas por la fuerza, lo que llevó a la intervención del rey de Nápoles, Fernando, quien ordenó poner fin a las hostilidades. A Venecia no le quedó más remedio que reconocer la nueva propiedad de las reliquias. Excepto la cabeza de Simón, que está en Pienza, como se mencionó antes, las otras dos reliquias todavía se encuentran en Lanciano, en el convento de San Agustín.

En cuanto a Judas, no debe confundirse con Judas Iscariote. Judas también es llamado Tadeo, que significa “el magnánimo”. Era agricultor y, posiblemente, el esposo de las bodas de Caná, donde Jesús realizó su primer milagro al convertir el agua en vino.

– Judas Tadeo – Lorenzo Ottoni, 1712 aprox. – Basílica de San Juan de Letrán, Roma

Judas habría sido misionero en Judea, Galilea, Samaria e Idumea, y luego se trasladó a Arabia, Siria y Mesopotamia. Se habría encontrado con el apóstol Simón el Zelote en Persia, donde evangelizaron juntos. En la ciudad de Suanir, alrededor del año 70, tras provocar la ira de los sacerdotes paganos, quienes instigaron al pueblo contra ellos, fueron asesinados a golpes de maza. Según otras versiones, fueron decapitados con una espada o una alabarda. En la iconografía, Judas suele representarse con un libro, símbolo de la palabra de Dios que predicó con tanta pasión, o con una alabarda o una maza. Fueron sepultados en Babilonia. Es evidente la gran diversidad de versiones sobre la vida y muerte de estos dos apóstoles, especialmente en cuanto a los lugares y fechas relacionados con Simón.

– Martirio de Simón y Judas Tadeo – Stephan Lochner, detalle, 1435-1440 – Städelsches Kunstinstitut, Frankfurt

La devoción a San Judas Tadeo está más extendida en el resto del mundo que en Italia, especialmente en Polonia, donde el nombre Tadeusz es muy común. En cualquier caso, San Judas Tadeo es conocido como el santo patrón de los casos desesperados, sin remedio, de lo imposible. Se dice que este poder especial proviene de una tradición del siglo XVIII, como una forma de reparar el agravio sufrido por el santo, quien durante siglos fue confundido con el otro Judas, el traidor. Incluso en el origen de los hechos, cuando se anunció que Judas había traicionado a Jesús y luego se había suicidado, en un principio se creyó que se trataba de este Judas.

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1.- Según la tradición, Alfeo era hermano de San José

2.- María de Cleofás era una de las ‘Tres Marías’: María de Cleofás, María Salomé (madre de Santiago el Mayor y de Juan) y María Magdalena.

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La Corona de Espinas vuelve a Notre Dame

22 domenica Dic 2024

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español

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Corona de Epinas, Fondation de Coubertin, Laurent Ulrich, Notre Dame de Paris, Relicarios, reliquias, Sylvain Dubuisson

La Corona di Spine torna a Notre Dame. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Después de cinco años del incendio que ha devastado la catedral de Notre Dame, ocurrido un triste 15 de abril de 2019, el pasado 8 de diciembre se han vuelto a abrir, de manera solemne, las puertas de la nueva Notre Dame, completamente restaurada, con una suntuosa ceremonia encabezada por el arzobispo de París, Laurent Ulrich, y a la cual has asistido el presidente Macron y muchos líderes mundiales.

Afortunadamente, en ese terrible incendio las reliquias más preciosas de la catedral pudieron ser salvadas1 y guardadas, hasta la reapertura de la catedral, en una caja fuerte en el Ayuntamiento de París.

Entre estas reliquias, la más preciosa es la Corona de Espinas que ha sido devuelta a su catedral el pasado 13 de diciembre, con una solemne ceremonia presidida por el arzobispo de París con la presencia de los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro y ante unos 2.000 feligreses. La corona, apoyada sobre un cojín de terciopelo, fue llevada en procesión desde el altar mayor hasta su nuevo relicario, situado en la nave derecha.

El relicario ha sido realizado por artesanos de la Fondation de Coubertin de París a partir de un diseño de Sylvain Dubuisson. Se trata de una gran custodia de forma circular, alta casi cuatro metros, engarzada con espinas de bronce y apoyada sobre una estructura de madera de cedro2. Está decorada son 396 cabujones de vidrio grabados con una marca en forma di cruz que reflejan la luz, con en el centro una semiesfera de acero inoxidable azul intenso, que alberga la reliquia, y que destaca sobre el halo de doce círculos concéntricos formados por los cabujones cuadrangulares. Está previsto un sistema de iluminación de fibras ópticas para realzar la reliquia garantizando, al mismo tiempo, su óptima conservación.

El relicario contiene también un clavo de la crucifixión y un fragmento de la cruz, aunque estas últimas dos reliquias no serán expuestas al público.

La Corona de Espinas se expondrá a la veneración pública todos los viernes entre el 10 de enero y el 18 de abril de 2025, que será viernes santo. Después, todos los primeros viernes del mes.

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1.- Las reliquias de los santos patronos de la ciudad, San Denis y Santa Geneviève; la túnica de Luis IX, el rey santo; un presunto clavo de la crucifixión de Cristo y la Corona de Espinas. Ésta, estaba precedentemente conservada en la cercana Sainte Chapelle. En Notre Dame se mostraba a los fieles cada viernes de cuaresma.

2.- Según algunos estudiosos es la madera de la Cruz de Cristo

3.- Para profundizar más sobre la Corona de Espinas puedes leer mi artículo sobre el argumento.

4.- Para profundizar más sobre los Clavos de Cristo, puedes leer mi artículo sobre el argumento.

Y, sin embargo, se mueve… Las reliquias de Galileo Galilei

30 sabato Nov 2024

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español

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Angelo Maria Bandini, Anton Francesco Gori, Basílica de Santa Croce, Copérnico, Galileo Galilei, Gian Gastone de’ Medici, Museo de la Historia y de la Ciencia de Florencia, Museo Galileo, reliquias, Teoría heliocéntrica, Vincenzo Capponi, Vincenzo Viviani, Y sin embargo se mueve

Eppur si muove…. Le reliquie di Galileo Galilei.   Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

El 8 de enero di 1642 murió Galileo Galilei uno de los más grandes científicos de todos los tiempos, después de haber sido obligado en 1633 ante el Tribunal del Santo Oficio a renegar de la teoría heliocéntrica, ya formulada por Copérnico, que sostiene que la Tierra y los planetas giran alrededor del sol.

Su sepulcro monumental está en la Basílica de Santa Croce de Florencia, lugar que alberga las sepulturas de muchos famosos personajes de la cultura y del arte. Galileo dejó escrito en su testamento su expreso deseo de ser sepultado en este lugar, siendo ésta también la voluntad del Gran Duque de Toscana.

Pero, debido a la fuerte oposición e intransigencia de la Iglesia, que aún lo consideraba como un hereje, fue sepultado en Santa Croce, esto sí, pero en un cuartito al lado de la capilla de los Novicios, en la misma basílica. Vincenzo Viviani, su discípulo predilecto, invirtió todos sus bienes, toda su ciencia y el resto de su vida en dar a conocer y perpetuar las obras del maestro y para que le construyeran un mausoleo digno. Éste fue finalmente inaugurado en el 1737, fecha en la que la Iglesia finalmente consintió, aún con ciertas reticencias, a que trasladasen los restos del genio desde el cuartito donde aún se hallaban al nuevo sepulcro. Pero no fue un gesto de reconciliación entre Iglesia y Estado, o entre Curia y Ciencia. Al nuevo sepulcro fueron llevados también los restos de Viviani, que murió en el 1703 sin poder haber visto cumplirse el fruto de su incesante labor.

La ceremonia se desarrolló en presencia de muchos importantes exponentes de la sociedad de la época pero con total ausencia de representantes de la Iglesia que, todavía casi un siglo después de su muerte, seguía considerando las teorías de Galileo como una amenaza al orden preestablecido.

Pero cuando fue abierto el ataúd para el reconocimiento del cadáver, sucedió algo extraño: algunos hombres ilustres allí presentes, es decir Anton Francesco Gori, anticuario florentino, Vincenzo Capponi, marqués y Superintendente de la Academia Florentina, y Antonio Cocchi, médico, literato y primer Masón de la Toscana, “extirparon” del cuerpo de Galileo, utilizando un cuchillo, tres dedos de la mano derecha, o sea pulgar, índice y medio, la quinta vértebra lumbar y un diente, con el fin de guardarlos para sí.

Esto demostraba cuánto fuera apreciado y estimado Galileo en los ambientes cultos de la época, hasta tal punto que a menos de un siglo de su muerte ya se había convertido en un mito, un ‘monstruo sagrado’ de la ciencia y por consiguiente se consideraba que sus reliquias tenían un gran valor simbólico.

– Sepulcro de Galileo. 1737 . Basílica de Santa Croce, Florencia

El dedo medio, sustraído por Gori, pasó, alrededor de 1760, a Angelo Maria Bandini, quien lo hizo exponer en la biblioteca Laurenziana de la que era director. En 1841 fue trasladado a la Tribuna de Galileo en el Museo de Física e Historia Natural de Florencia y finalmente, en 1927, al el Museo de la Historia y de la Ciencia, donde se encuentra actualmente.

– Dedo medio de Galileo
 – Relicario en madera con las reliquias de Galileo: los dedos índice y medio de la mano derecha y un diente. Está coronado por un pequeño busto de Galileo. Museo Galileo, Florencia
-Quinta vértebra lumbar de Galileo. Universidad de Padua

La vértebra cogida por el Doctor Cocchi llegó en 1823 a la Universidad de Padua, donde Galileo había enseñado durante veinte años, y donde está actualmente expuesta. El pulgar, el índice y el diente, cogidos por el marqués Capponi pasaron por diferentes manos hasta que en 1905 se perdió su rastro. Fueron descubiertos fortuitamente en 2009 en una subasta pública. Se puso a la venta un extraño relicario de madera, rematado por un busto en miniatura, también de madera, que contenía una ampolla de vidrio con dos dedos y un diente. El comprador, un coleccionista florentino, se dio cuenta de la semejanza del pequeño busto con Galileo y sospechó de lo que podía tratarse. Una vez adquirido, se puso en contacto con la Superintendencia del Patrimonio Histórico que, después de muchos estudios, confirmó que se trataba de los restos perdidos de Galileo. Ahora están expuestos junto con el dedo medio y al resto de otros objetos de Galileo, en el Museo de la Historia y de la Ciencia de Florencia, rebautizado en el 2010 con el nombre de Museo Galileo, en una sala dedicada al gran científico, la Sala VII, “El nuevo mundo de Galileo”. Reporto, a continuación, el texto que describe esta sala:

“La sala dedicada al científico pisano constituye el corazón del Museo Galileo. Aquí están expuestos los únicos dos catalejos que nos han llegado; la lente objetiva del catalejo con el cual, en enero de 1610, el científico observó por primera vez los satélites de Júpiter; el compás geométrico y militar que puso a punto en los años paduanos; ejemplares de otros instrumentos ideados por él y modelos didácticos para ilustrar los resultados fundamentales adquiridos en sus investigaciones de mecánica. A lo largo del eje central de la sala se encuentra el busto de mármol esculpido por Carlo Marcellini por encargo de Cósimo III de Médicis. Se observan, además, algunas reliquias del Galileo santo laico de la ciencia: el pulgar, el índice y el dedo medio de la mano derecha, además de un diente, extirpados del cuerpo de Galileo en el momento de la traslación de sus restos al sepulcro monumental de Santa Croce”.1

– Museo Galileo, Florencia. Sala VII: El nuevo mundo de Galileo
-Relicarios con tres dedos y un diente de Galileo. Museo Galileo, Florencia

Pero si Galileo pudo tener una sepultura más digna después de casi un siglo desde su muerte se debió sobre todo al empeño del último de los Médicis, Gian Gastone quien, aconsejado por un grupo de influyentes intelectuales, estaba decidido a limitar el poder y la injerencia de la Iglesia a través de la laicización del Estado. Y también fue gracias a la influencia de la masonería, que llegó a la Toscana en 1735, que impulsó una modernización de la cultura y de la ciencia manteniendo una neta posición anticlerical. Por lo tanto, sepultar con todos los honores al ‘hereje’ Galileo significaba enviar un claro mensaje de desvinculación del poder de la Iglesia por parte del poder del Estado, además de rendirle homenaje, no solo por su gran contribución a la ciencia sino también por ser símbolo y mártir de la libertad de pensamiento. Como también lo era el gesto, por parte de los eruditos, de adueñarse de una práctica religiosa, la de la veneración de las reliquias, confiriéndole nuevos significados y diferentes valores.

Pero las verdaderas reliquias de Galileo, los verdaderos tesoros, son los instrumentos creados por él y sus obras que hablan de sus teorías y de sus descubrimientos.

Galileo fue rehabilitado por la Iglesia tan solo el 31 de Octubre del 1992, cuando Juan Pablo II anuló la condena infligida por el Santo Oficio al científico, es decir después de 360 años desde que fue condenado ‘al silencio’.

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1.- En el Museo Virtual de Galileo es posible ver todos los objetos expuestos en la Sala VII, con explicaciones y vídeo.

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Para saber más: A. Castronuovo. A indicare astri: Il dito di Galileo; en: Ossa, cervelli, mummie e capelli. Macerata 2016

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Tras las huellas de los apóstoles: las reliquias de San Felipe

25 venerdì Ott 2024

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español, Reliquie

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Basílica SS XII Apóstoles, Esmirna, Hierapolis, Martyrion, reliquias, San Felipe

Sulle orme degli apostoli: le reliquie di San Filippo. Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

– San Felipe. G. Mazzuoli (1643-1725) – Basílica de San Juan de Letrán, Roma

Felipe era originario de Betsaida, por lo tanto era galileo, pero como Andrés, tenía un nombre griego. Nació hacia el año 5 y tal vez estuviera casado y con hijos. Fue el que condujo Bartolomé a Jesús. Una de las veces en las que se cita en el Evangelio es en el momento de la multiplicación de los panes y de los peces.

“Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ‘¿De dónde compraremos pan para que coman estos?’ Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco’”. (Jn 6, 5-7)

Debido a este episodio del Evangelio, en la iconografía a veces se le representa con un trozo de pan en la mano, y otras veces con la cruz, el instrumento de su martirio.

Según la tradición, habría predicado en Escitia (parte de la actual Ucrania), Lidia y sobre todo en Frigia (parte de la Turquía asiática), donde pasó los últimos años de su vida y donde fue martirizado, crucificado bocabajo, como Pedro, en el año 80.

La tradición había situado su sepultura en Hierapolis, actual Pamukkale donde, de hecho fue hallada en el 2011 por una expedición arqueológica italiana guiada por el Prof. Francesco d’Andria, entre los restos de una basílica del siglo V de tres naves, en la parte central del templo. Una típica tumba romana del siglo I que se encuentra en el lugar donde surgía una necrópolis romana. En las paredes del pequeño edificio hay muchos grafitis con cruces. Un sello de bronce de aproximadamente un cm de diámetro, presente en el Museum of Fine Arts de Richmond en los Estados Unidos y que procede de Hierapolis, avala la hipótesis de la atribución a Felipe de esta tumba.

En el sello, que servía para autentificar el pan de San Felipe que se distribuía a los peregrinos, aparece la imagen de un santo con una inscripción que reza ‘San Felipe’ y alrededor del borde un trisagio en griego1. La figura del santo está representada entre dos edificios: el de la derecha está cubierto por una cúpula, y representa el Martyrion octogonal, del que hablaremos más adelante; el de la izquierda, con el tejado a dos aguas, es la basílica, con una lámpara colgada en la entrada, e indica el sepulcro del santo.

– Tumba de San Felipe, Hierápolis
– A la izquierda, la tumba de San Felipe, que estaba situada en el centro de una basílica de tres naves, de la que aun pueden verse los restos – Hierápolis
– Sello de bronce que servía para autentificar el ‘Pan de San Felipe’ – Museum of Fine Arts, Richmond, USA

A pocos pasos de la tumba ha sido localizado el Martyrium. Hoy quedan solo unas pocas ruinas de un edificio octogonal construido en el V ó VI siglo sobre el lugar en el que fue martirizado el apóstol. Estaba abierto en todos sus lados pudiendo los peregrinos circular libremente por todo el edificio y estaba considerado un santuario de sanación. Pero no solo venían a buscar curaciones, sino también a encontrar conforto moral e inspiraciones. Hacia la mitad del siglo V fue transformado en iglesia con la construcción de un synthronon2, una cúpula centralizada y el cierre de los ambientes que antes estaban abiertos mediante el estrechamiento de las aperturas y la colocación de puertas. Desafortunadamente hacia finales del siglo V hubo un incendio que provocó la progresiva expoliación del lugar. Sucesivamente, hacia el siglo X, se construyeron dos capillas y viviendas precarias entre las partes no destruidas del santuario.

– Martyrium de San Felipe – Vista aérea
– Martyrium de San Felipe – Hierápolis
– Reconstrucción del Santuario del Martyrium

La tumba, en el momento del hallazgo, estaba vacía, porque los restos del apóstol, ya desde el sigo VI, están en Roma, junto con los de Santiago el menor3, en la iglesia de los Santos XII Apóstoles, donde hoy se veneran en la cripta bajo el altar mayor, custodiados en un sarcófago de mármol. De hecho, la Iglesia los festeja juntos, el 3 de mayo.

– Basílica de los Santos XII Apóstoles, Roma
– Sarcófago que contiene las reliquias de los apóstoles Felipe y Santiago el Menor. Basílica de los Santos XII Apóstoles, Roma

Las reliquias, o por lo menos parte de éstas, fueron llevadas a Roma desde Constantinopla alrededor del 560, al tiempo de los papas Pelayo (556-561) y Juan (561-574), y colocadas en la primitiva basílica, dedicada a estos dos apóstoles, construida como exvoto por la liberación de Roma de los Godos. No tenemos noticias de cómo fueron llevadas desde Hierapolis a Constantinopla.

Las reliquias, fueron descubiertas de nuevo en 1973 en la misma iglesia, bajo el altar mayor. Pero tuvieron que cavar para encontrarlas. Apareció un pequeño lóculo que contenía una caja con muchos fragmentos de huesos, algunos dientes, otro material óseo y tejidos con trazas de color púrpura, todo bajo una losa de mármol frigio probablemente del siglo VI. Gracias a los pocos huesos que quedaron íntegros el estudio de los restos reveló que pertenecían a dos personas de sexo masculino, uno de constitución más robusta (Santiago) y el otro (Felipe), de constitución más menuda. Hasta ese momento en la misma basílica se veneraba un relicario con el pie intacto de Felipe y otro relicario con el fémur de Santiago, reliquias que se demostraron compatibles con las encontradas posteriormente.

En 2017, una delegación de Frailes Menores Conventuales, que están al cargo de la basílica de los Santos XII Apóstoles de Roma, ha entregado dos reliquias insignes del apóstol Felipe a dos iglesias de Esmirna, simbolizando, de esta manera, el ‘retorno’ de San Felipe a Turquía.

Además de las citadas, reliquias de este apóstol se encuentran también en otras iglesias de Roma y de otros lugares. Por ejemplo, un brazo del apóstol llegó a Florencia en 1205 por voluntad del patriarca de Jerusalén Mónaco, de origen florentina. Y se encuentra en la catedral.

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1.- La oración del trisagio es: « Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros»

2.- Estructura semicircular que en las iglesias paleocristianas estaba situada en el ábside, o detrás de ésta, y estaba reservada al clero.

3.- Para las reliquias de Santiago el Menor remito a la lectura del artículo “Le cabezas de Santiago el Mayor y Santiago el Menor: pero ¡qué confusión!!”

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La Piedra Negra

27 lunedì Mag 2024

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español

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Abraham, Al-atim, Al-higr Ismail, betilos, Cármatas, circunvalación, Dhul Hijjah, hajj, Islamismo, Ka’ba, kiswa, La Meca, Mahoma, Maqam Ibrahim, Masjod al-Haram, Medina, Piedra Negra, reliquias, tawāf

La Pietra Nera          Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Se encuentra en la esquina oriental de la Ka’ba, un edificio cúbico, situado en el centro del patio de la gran mezquita de La Meca, la Masjod al-Haram. Se trata de una piedra de color negro, de unos 30 cm de diámetro, engarzada en un marco de plata, que sirve para mantener juntas las piezas, y que tiene el aspecto de una gran pupila. Pero hubo un tiempo en que todo ello formaba un único bloque, antes de que el impacto de una piedra lanzada desde una catapulta durante el asedio de la ciudad de La Meca por parte de las tropas Omeyas, en el 663, provocó su ruptura en diferentes pedazos.

Pero éste no ha sido el único daño que ha sufrido la Piedra a lo largo de los siglos. En el 930 fue sustraída por la secta de los Cármatas y fue devuelta en el 952 previo pago de un rescate. Fue profanada varias veces y hasta cubierta de excrementos.

Todos los años, en la fecha señalada, recibe millones de peregrinos1 quienes, siguiendo los rituales prestablecidos, giran alrededor de la Ka’ba en sentido antihorario. Esta deambulación es denominada tawāf, o circunvalación. En el transcurso de la misma los fieles hacen una pequeña parada delante de la Piedra Negra para besarla, y si la gran muchedumbre no lo permite, la señalan en sus siete tránsitos (o vueltas) con el brazo extendido. Recordemos que la peregrinación (Hajj) a La Meca, se realiza entre el octavo y el décimo-tercer día del Dhul Hijjah, el último mes del calendario islámico, y debe hacerse por lo menos una vez en la vida del creyente, porque es uno de los cinco preceptos de la religión musulmana. Existe una tradición según la cual la Piedra Negra sería el ojo de un ángel que controla quiénes son los peregrinos que cumplen con esta obligación. En realidad esta peregrinación quiere evocar la que hizo Mahoma durante su segunda peregrinación después de la Hégira2.

– La Piedra Negra visible en el ángulo oriental de la Ka’ba

La piedra existe desde tiempo inmemorial. La tradición dice que era la única piedra que quedaba de la ‘Casa Antigua’ hecha por Allah en la tierra, que fue salvada del Diluvio Universal por Noé y recuperada por Abraham quien construyó, junto con su hijo Ismael, la Ka’ba, como santuario para conservarla. Siempre según esta tradición, la piedra inicialmente era blanca y con los siglos, poco a poco, se puso negra porque los fieles, al besarla, le transferían sus pecados. Cuando se acabe el mundo la piedra volverá a su estado original y a su lugar de origen. Además, la piedra habría sido situada por el profeta Mahoma en el 605 en el ángulo este de la Ka’ba, a metro y medio de altura, donde aún se encuentra.

– El Kiswa, lona negra de seda bordada en oro que cupre la Ka’ba, y la puerta de oro, en el lado sur-este de la Ka’ba

La Ka’ba mide 15,2 metros de alto, 10,7 de ancho y 12,2 de largo y el edificio descansa sobre una base de mármol de unos 30 cm. Está cubierta por una lona de seda negra (el kiswa) con frases bordadas en oro que reproducen versículos del Corán. Hasta 1927 se tejía de nuevo cada año en Egipto siendo un regalo del rey de este país. Pero a partir de esa fecha se hace en Arabia Saudita por una fábrica exclusiva. Pesa unos 800 kg y cuesta unos 4 millones de euros. La lona se renueva cada año y la vieja se corta en pedazos de diferentes tamaños con los que se obsequian personas importantes y organizaciones del mundo musulmán, o se utilizan para decoran edificios o embajadas. Se accede en el interior de la ka’ba por una puerta de oro, de unos 300 kg, situada en el lado sur-oeste de la misma, a 2,3 metros del suelo. El pavimento es de mármol y piedra calcárea y el techo está sujeto por tres pilastras de madera. En el interior, la única decoración está constituida por lámparas votivas y alfombras. El acceso a la Ka’ba solo está reservado a los custodios de la misma y a los miembros de la familia real de Arabia Saudita.

La veneración de la Piedra Negra no se debe al objeto en sí sino por el hecho de que fue tocada por Mahoma. De hecho, la religión islámica no admite ni santos, ni imágenes u objetos de devoción porque solo Allah es digno de veneración. Pero hace una excepción con lo que se refiere a Mahoma, sus huellas, algunos restos de su cuerpo, y ésta es también una de las razones de desacuerdo entre las dos principales corrientes: sunitas y chiitas3.

Muchas son las teorías sobre el origen de esta piedra, entre las cuales que se trate de un meteorito, basándose en el hecho de que sea de origen extraterrestre, como manda la tradición. La hipótesis que la Piedra Negra sea un meteorito, aun siendo la más aceptada, no es la única. Otra teoría sostiene que se trata de un ágata y otras que sea de origen magmático. Y seguimos hablando de teorías, porque nunca ha sido posible analizar la piedra, ya que tratándose de un objeto sagrado, se consideraría como una profanación. Pero en 2021 la piedra fue sometida a una larga sesión fotográfica a altísima resolución que revela que ésta, a pesar de su nombre, no es propiamente negra, sino rojo muy oscuro con vetas amarillentas.

-La Piedra Negra fotografiada en alta resolución (49 mil píxeles)

Lo que sí está claro es que forma parte de una de las tantas piedras que se veneraban en la antigüedad, aunque sea ésta la más famosa. Estas piedras sagradas, que reciben el nombre genérico de betilos4, eran particularmente veneradas por la poblaciones semitas occidentales y meridionales, además de otros lugares, porque estaban consideradas, como su nombre indica, como la morada de la divinidad.

Por lo tanto el culto a la Piedra Negra no lo introdujo Mahoma: ya existía por parte de las poblaciones preislámicas en un lugar donde ya estaba considerado sagrado. Y Mahoma, como también hizo la religión cristiana en la conversión de los pueblos paganos, capitalizó a su favor un culto ya existente, llevando a cabo una transición, aunque no siempre indolora, desde el politeísmo de los pueblos autóctonos a la nueva religión. En este caso el intento de poner en acto un cambio en las creencias religiosas provocó un desequilibrio social y político entre las tribus amigas de la zona de La Meca que derivó en una abierta hostilidad hacia aquél que declaraba haber recibido una revelación de un dios único e indivisible. La situación llegó a tal punto que Mahoma se vio obligado a emigrar, y en el 622 alcanzó con sus secuaces Medina, donde el ambiente no le era hostil.

-‘Al-atim’, el murete semicircular que delimita el Al-higr Ismail, espacio próximo a la Ka’ba donde estarían sepultados Ismael, un hijo de Abraham, y su madre Agar, la esclava y concubina de Abraham. A la izquierda es visible la Maqam Ibrahim
– La Maqam Ibrahim, o estación de Abraham
– Huellas de Abraham, en el interior de la Maqam Ibrahim

La peregrinación a La Meca es el momento más importante en la vida del creyente musulmán, porque conduce al lugar donde todo empezó, donde nació el Profeta, el Sancta Sanctorum. La visita comprende también otros dos espacios presentes en el patio de la mezquita, a poco pasos de la Ka’ba: el lugar donde estarían sepultados Ismael y su madre Agar y el oratorio de Abraham. El primero es un murete semicircular de mármol blanco de 90 cm de alto y 1,5 m de largo llamado al-atim, que delimita un espacio llamado al-higr-Ismail. El segundo, llamado Maqam Ibrahim, es una especie de edículo donde está custodiada una piedra sobre la cual estarían impresas las huellas de los pies de Abraham.

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1.- Hombres vestidos de blanco, envueltos en una suerte de sábana

2.-  (del diccionario de la RAE) ‘Era musulmana’: «El 15 de julio de 622, día de la huida de Mahoma a Medina, señaló el comienzo de la hégira» (Informaciones [Arg.] 1990). Procede de una voz árabe que significa ‘huida’, pues fue la huida de Mahoma de La Meca a Medina el acontecimiento que se tomó como punto de partida para el cómputo de la era musulmana.

3.- Para profundizar más sobre las reliquias del Islam remito a la lectura de mi artículo ‘Athar, la huella de Mahoma’.

4.- El término betilo,  (en latino “Baetylus”, y griego “Baitylos”) deriva del ebreo Beith-El que significa “Casa de Dios”. La adoración del betilo es lamada “Litolatría”.

Il cuore di Chopin

12 domenica Mag 2024

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Arte, Curiosità, Reliquie

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Auguste Clésinger, Chopin, Cuore di Chopin, George Sand, Parco Lazienki, Père-Lachaise, reliquias, Valldemossa, Varsavia

Chopin, grandissimo compositore e pianista che non ha bisogno di presentazioni, ha sempre avuto la sua Polonia nel cuore. Nel 1830, quando scoppiò la rivolta di Varsavia contro l’occupazione russa, lui si trovava a Parigi e fu costretto a rimanervi, scegliendo un esilio forzato, per sottrarsi all’autocratico governo zarista.

Frédéric Chopin nasce nel 1810 nei pressi di Varsavia da madre polacca e padre francese e all’età di sette anni compone la sua prima opera. Da quel momento in poi non smette più di comporre. Da quando lascia la Polonia visita Praga, Vienna e Parigi, città quest’ultima dove trascorre circa 17 anni e dove muore nel 1849. Frequentando gli ambienti culturali parigini, nel 1836, in casa si Franz Liszt, conosce Aurora Dupin, baronessa di Dudevant, scrittrice e divorziata con due figli, che si faceva chiamare George Sand. George Sand diviene la sua amante e la loro relazione durò per circa otto anni.

Chopin aveva una salute molto cagionevole; per migliorare i suoi problemi respiratori il medico gli consiglia di cercare un luogo dove il clima fosse più mite. Quindi nel novembre del 1838 si trasferisce con George Sand e i figli di questa a Palma di Maiorca. Ma in quel momento il clima del luogo non gli fu favorevole e la salute di Chopin peggiora. Gli viene diagnosticata una tubercolosi, una malattia contagiosa, che lo costringe alla quarantena. Ma la notizia si diffonde nell’isola e la coppia viene evitata dalla gente essendo quindi costretta a rifugiarsi nel monastero di Valldemossa per il tempo necessario di organizzare il viaggio di rientro, cosa non facile nelle sue condizioni e per di più con problemi economici.  

– Certosa di Valldemossa, Maiorca. Stanze occupate da Chopin e George Sand durante il loro soggiorno sull’isola

Nel 1839, dopo soli tre mesi dal loro arrivo sull’isola, rientrano in Francia e Chopin continua a insegnare anche se la sua salute peggiora. Nel 1848 la sua precaria situazione finanziaria lo spinge ad accettare un tour a Londra e in Scozia per fare alcuni concerti. Torna a Parigi nel 1849 e il 17 ottobre di quello stesso anno muore, a soli 39 anni. Il suo funerale si celebra nella chiesa della Madeleine dove sono interpretati i suoi Preludi in mi minore e in si minore ed il Requiem di Mozart. Viene sepolto nel cimitero parigino di Père-Lachaise, fra la tomba di Bellini e quella di Cherubini. La scultura funebre posta sulla tomba è opera dello scultore Auguste Clésinger, marito della figlia di George Sand.

– Tomba di Chopin. Cimitero Père-Lachaise, Parigi. La statua di Auguste Clésinger, rappresenta Euterpe, la musa della musica.

Chopin aveva il terrore di essere seppellito vivo. Per questo motivo nel suo letto di morte dispose che subito dopo il trapasso il suo corpo fosse aperto e il cuore estratto e portato nella sua amata Polonia. E così fecero, e per conservarlo lo misero in un recipiente di vetro pieno di cognac. La sorella Ludwika riuscì a portarlo a Varsavia, passandolo ‘di contrabbando’  alla frontiera, nascondendolo sotto le gonne. In Polonia il cuore passò per diverse mani di parenti  prima di essere chiuso in una colonna della chiesa di Santa Croce di Varsavia, come se fosse la reliquia di un santo, con sotto la scritta tratta dal Vangelo: “Dov’è il tuo tesoro, là sarà anche il tuo cuore”.

– Chiesa della Santa Croce, Varsavia. Nel pilastro di sinistra è rinchiuso il cuore di Chopin.
– Pilastro della Chiesa di Santa Croce che alberga il cuore di Chopin

Nel 1944, durante la Seconda Guerra Mondiale, il cuore viene prelevato dai nazisti, in concreto da un ufficiale di alto rango, non per rubarlo, ma per proteggerlo dai disordini del conflitto perché era un grande ammiratore di Chopin. I tedeschi lo consideravano in parte come un ‘loro’ compositore a causa dell’influenza che ebbero i musicisti tedeschi sulla sua musica. E fu un bene, perché la chiesa fu in parte distrutta dai bombardamenti.

Nel 1945, terminata la guerra, il cuore viene restituito nel corso di una cerimonia solenne, e riposto nella stessa colonna, con la chiesa ricostruita. Ma sorge un dubbio: avranno i nazisti restituito il cuore autentico di Chopin?

Nel 2008 un gruppo di scienziati richiede sopralluogo per confrontare il cuore con il resto del corpo seppellito a Parigi e così confermare l’autenticità della reliquia, oltre che per confermare la malattia che lo portò alla tomba. Ma i religiosi si opposero, considerandolo una sorta di profanazione. Però è generalmente accettato che i dubbi sull’autenticità del cuore sono infondati, perché è stato dimostrato che sia il contenitore che i sigilli, come anche l’aspetto del cuore sono dell’epoca dei fatti.

– Monumento a Chopin, Parco “Łazienki”, opera di Wacław Szymanowski, iniziato nel 1908 e terminato nel 1926.

Nel 2014 fu fatto un sopralluogo superficiale per controllare lo stato di conservazione dello stesso e che l’alcohol non si fosse evaporato. Con grande sigillo e segretezza, 13 persone di notte, fra cui scienziati e l’arcivescovo di Varsavia, osservano il cuore senza toglierlo dal barattolo e scattano centinaia di foto. I risultati dell’operazione vengono resi noti solo dopo 5 mesi e certificano lo stato di buona conservazione del reperto e la tubercolosi come causa della morte. Ma la comunità scientifica internazionale non accettò questi risultati perché un esame visivo non è sufficiente.

– Una delle panchine di Varsavia dove si possono consultare gli itinerari ‘chopiniani’, scricare applicazioni inerenti alla vita e opera di Chopin e ascoltare brani della sua musica

Dopo le varie ipotesi formulate e dopo l’ottenimento di un’altra straordinaria autorizzazione per un ulteriore esame visivo del cuore di Chopin, questo fu realizzato nel 2017 e determinò che molto probabilmente fu una pericardite, causata dalla tubercolosi. C’è da considerare che il certificato di morte, che andò distrutto, indicava come causa della morte una tubercolosi dei polmoni e della laringe. Tuttavia la posteriore autopsia, effettuata tre giorni dopo la morte, non aveva confermato cambiamenti polmonari tubercolari affermando che la sua malattia era sconosciuta alla medicina contemporanea.

A Varsavia Chopin è presente ovunque: cominciando dall’aeroporto che porta il suo nome passando per scuole, ristoranti, negozi, parchi. Nella Via Reale, nella città vecchia, ci sono panchine multimediali di granito che indicano itinerari chopiniani e, pigiando un bottone, diffondono la musica del loro grande compositore. Ognuna suona un brano diverso e racconta una storia della sua vita. Le panchine sono state disposte nel 2010, bicentenario della nascita del compositore. E poi ci sono i concerti in diversi luoghi fra i quali il più famoso è il Parco dei Bagni Reali “Łazienki”, e dove si può vedere una delle migliori statue dedicate all’artista, ricostruita nel 1958 dopo essere stata distrutta dai nazisti.

– Museo Chopin, Varsavia

E si vuole approfondire ancora un po’, allora è altamente consigliata una visita al museo Chopin, dove potremo vedere la sua maschera mortuaria e un calco delle mani, ambedue fatte in sede di autopsia, oltre che al suo famoso piano Pleyel, oggetti personali, ritratti, lettere, disegni e molte altre notizie e curiosità. Ma anche a Maiorca, nella Certosa di Valldemossa, si può visitare la cella1 che Chopin e George Sand affittarono nel loro breve soggiorno sull’isola.

——

Anche se viene chiamata ‘cella’, si tratta di tre stanze con giardino appartenenti al complesso del monastero. Nel programma di alienazione dei beni della Chiesa da parte dello stato spagnolo, nel 1835 questo monastero fu espropriato, cacciati i monaci e le ‘celle’ affittate.

Per saperne di più rimetto alla lettura del libro della scrittrice polacca, premio Nobel 2018, Olga Tokarczuk, ‘I Vagabondi’, Milano 2019.

La Corona Férrea

26 martedì Mar 2024

Posted by Nicoletta De Matthaeis in Artículos en español, Arte

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Tag

Catedral de Monza, Corona Férrea, Coronación reyes de Italia, De obitu Teodosii, Familia Zavattari, Gregorio Magno, Orden de los Humillados, reliquias, Sagrado Clavo, San Ambrosio, Santa Elena, Teodolinda, Teodorico, Yelmo de Costantino

La corona ferrea  – Puoi leggere quest’articolo in italiano cliccando qui

Es probable que no exista en el mundo una corona tan cargada de historia, leyenda y misterio como la Corona Férrea. Una corona que simbolizaba que el poder regio que otorgaba a quien con ella era coronado era de origen divino, por su conexión con la pasión de Cristo. Representaba, al mismo tiempo, la continuidad con el Imperio Romano, por ser el punto de unión entre la crucifixión y el emperador Constantino. Nada menos. Y todo esto porque, hasta hace muy poco tiempo (1993) se creía que el aro metálico que se encuentra en el interior de la Corona Férrea estaba hecho a partir de un clavo de la crucifixión fundido.

Por este motivo la Corona Férrea fue utilizada durante siglos para la coronación de numerosos soberanos, como muchos reyes de Italia, entre los cuales Carlomagno (800), Berengario I (920), Enrique IV (1081), Federico Barbarroja (1154), Carlos IV (1355), Carlos V de Habsburgo (y Primero de España, 1530), Francisco I (1792), Ferdinando I de Austria (1838) y Napoleón (1805). Este último se colocó él mismo la corona pronunciando la famosa frase “Dios me la ha dado y ¡ay de aquél que me la quite!”. La coronación se desarrollaba generalmente en Milán, en la basílica de San Ambrosio, salvo en algunas ocasiones en la que tuvo lugar en Monza o en Pavía, y de forma excepcional en otras ciudades. Como la de Carlos V que fue en Bolonia, en la basílica de San Petronio. Sin embargo, ningún rey de los Saboya se coronó con ella. Ésta tan solo fue expuesta en Roma en ocasión de las exequias de Victor Emanuel II (1878) y de Humberto I (1900).

– San Miguel Mayor, Pavia. En la nave central fue coronado con la Corona Férrea Federico Barbarroja
– Punto en la nave central de San Miguel Mayor de Pavía donde fue coronado Federico Barbarroja
– Coronación de Napoleón como re de Italia (1811-1814) Gaetano M. Monti. Pinacoteca de Brera, Milán

Según la tradición transmitida (o creada) por San Ambrosio a través de su famosa oración fúnebre por la muerte de Teodosio el Grande (de obitu Teodosii) del año 395, la emperatriz Elena, madre de Constantino, descubrió en Jerusalén la Vera Cruz1  y los clavos de la crucifixión2. La emperatriz utilizó uno de estos clavos para hacer el bocado3 (o freno) del caballo de su hijo, para asegurarle protección en batalla, y otro lo mandó engarzar en una corona-diadema:

«De uno clauo frenum fieri praecepit, de altero diadema intexuit; unum ad decorem, alterum ad deuotionem uertit»4.

(«De un calvo recabó un bocado, el otro lo engarzó en una diadema; uno para que sirviera de ornamento, el otro como piedad religiosa»)

Ahora sabemos que el aro metálico no es de hierro sino de plata, por lo que se desmontaría la secular tradición de la conexión entre la corona, el clavo de la crucifixión y el yelmo de Constantino. ¿O no?

En ausencia de documentación, se han formulado varias hipótesis sobre el origen de este precioso objeto, algunas corroboradas por el análisis del carbono-14 según el cual algunas partes de la corona se remontarían al V-VI siglo y otras serían datables entre el 690 y el 975.

La corona está formada por 6 placas de oro y plata altas 53 mm, decoradas con gemas, y unidas entre ellas con unas bisagras. Tiene una circunferencia de 48 cm y un diámetro interior de 15 cm.

– La reina Teodolinda. Capilla de Teodolinda o Zavattari. Catedral de Monza

Según algunas hipótesis la diadema de Constantino habría sido traída a Italia por el mismo Teodosio y sucesivamente enviada a Constantinopla por Odoacro, a la caída del Imperio Romano de Occidente, junto con otras ornamenta palatii. Pero el emperador bizantino Anastasio I Dicoro, la habría devuelto a Teodorico (493) que la habría reclamado para él. Éste la habría enganchado a su yelmo (kamelaukion). Existe también una tradición según la cual el papa Gregorio Magno habría donado el clavo a Teodolinda, reina de los Longobardos, que mandó construir la catedral de Monza, quien lo hizo encrustar en una corona que ella misma habría encargado.

La corona estaba normalmente custodiada en la catedral de Monza que, por el privilegio de albergar la corona, fue declarada ciudad regia, propiedad directa del emperador. Pero algunas vicisitudes hicieron que la corona, en 1248, fue dada en prenda a la Orden de los Humillados, como garantía de un fuerte préstamo para pagar un impuesto extraordinario de guerra. Fue recuperada en 1319. Sucesivamente fue trasladada a Aviñón, durante la cruzada papal contra los Visconti, donde permaneció desde 1324 a 1345.

– Catedral de Monza

Con sus medidas actuales, la Corona Férrea es demasiado pequeña para poder ser utilizada sobre la cabeza de una persona adulta. Los estudios sobre la simetría de las placas y decoración de las gemas, además de revelar que ha habido varias intervenciones de restauración/sustitución en diferentes épocas, demuestran claramente que faltan algunas placas, que en origen habrían sido ocho, o según otros estudios, nueve, teniendo por lo tanto un diámetro adecuado para su función. Las placas que faltan habrían sido sustraídas durante el período en el que la corona permaneció bajo la custodia de la Orden de los Humillados. De hecho, sólo los documentos sucesivos al 1300 la describen como ‘pequeña’, y para las coronaciones que hubo desde aquél momento en adelante se tuvo que recurrir a una suerte de ‘soporte’, o cubrecabeza, en forma de cono para poder ser llevada.

La identificación del aro metálico interior con el clavo de Cristo, que habría sido añadido para ayudar a mantener juntas las placas tras el robo, probablemente se remonta al siglo XVI, y más precisamente a la época de San Carlos Borromeo, quien fue también quien relanzó la veneración del ‘Sacro Morso’ (el bocado sagrado)3. A principios del siglo XVIII, a pesar de la absoluta falta de pruebas de que en la corona hubiera un clavo de la crucifixión, las autoridades eclesiásticas autorizaron la veneración de la misma como reliquia, tan solo basándose en una tradición secular.

– Medallón con la efigie de Constantino el Grande (315)

Pero volviendo al origen de la Corona Férrea, recientes estudios de Valeriana Maspero5, indicarían que ésta habría realmente sido la diadema de Constantino basándose, entre otras cosas, en un medallón del año 315 con la efigie de Constantino llevando la corona enganchada al yelmo. Pero la investigadora va más allá: habiendo constatado la existencia de pequeños agujeros en el borde de algunas placas, concluye que éstos habrían sido utilizados para que en ellos pudieran pasar unos enganches metálicos, necesarios para sujetar la corona al yelmo. Y estos enganches podrían haber sido recabados del sagrado clavo. Cuando los bizantinos desengancharon la diadema del yelmo para enviarla a Teodorico, se quedaron, además de con el yelmo, también con los enganches, o aritos. Avala esta hipótesis el hecho de que durante los análisis científicos se han hallado en estos agujeros unos residuos ferrosos. Los análisis realizados con el carbono-14 que datan la corona no antes del siglo V, probablemente no habrían llegado hasta el cuerpo primitivo de la corona, que ya desde la época de Teodorico sufrió varias intervenciones de adaptación, además de las, numerosas, de restauración y sustitución posteriores de partes perdidas o dañadas, como antes indicado.

Pero los enganches podían también ser utilizados para suspender o colgar la corona, teniendo en este caso también la función de corona votiva.

– Capilla de Teodolinda o Zavattari. En el tabernáculo del altar mayor está custodiada la Corona Férrea.
– Altar mayor de la capilla de Teodolinda. en el tabernáculo abierto (fondo rojo) se entrevé la Corona Férrea

La corona aún está en la catedral de Monza, y puede ser admirada en la capilla de Teodolinda o Zavattari, decorada con frescos del siglo V por el taller de la familia Zavattari. A finales de 1800 el Rey Humberto I comisionó un altar relicario destinado a contener el precioso objeto y en el interior de la capilla se colocó el sarcófago de la reina. En 2015 se concluyó la restauración, que tuvo una duración de 6 años, que ha devuelto su original esplendor a las 45 escenas que narran la historia de Teodolinda, obra maestra de la pintura gótico-lombarda.

—

1.- Véase el artículo “Historia de la Vera Cruz, de Antoniazzo Romano”

2.- Lee también “Dónde están los verdaderos clavos de Cristo?”

3.- Está actualmente en el Duomo de Milán. Para saber más aconsejo la lectura del artículo “El bocado del caballo de Constantino”

4.- da Sancti Ambrosii mediolanensis episcopi [c. 340-397] De Obitu Theodosii – oratio in “Patrologiae” cursus completus Series prima – Accurante Jaques Paul Migne Patrologiae T. XVI – S. Ambrosii tomi secundi Parisiis, Excudebat Vrayet 1845

5.- V. Maspero, La corona ferrea. La storia del più antico e celebre simbolo del potere in Europa, Monza, 2003. – V. Maspero, “Alla ricerca del Sacro Chiodo. La ricostruzione dell’elmo diademico di Costantino”, en Arte Cristiana, fasc. 823, vol. XCII (julio-agosto 2004), pp. 299-310

La Corona Férrea es el sujeto de una película de 1941 de Alessandro Blasetti, con el título homónimo, que puede verse abriendo este enlace.  https://www.youtube.com/watch?v=ETLjUr6KdJU

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